“Se me paró un poco el corazón cuando vi la factura de la luz”

En primera persona cuenta su experiencia un hostelero salmantino sobre el incremento de los precios
Un camarero sirve una copa de vino. Imagen. Louis Hansel. Unsplash.

Se me paró un poco el corazón cuando vi la factura de la luz. La descargué en pdf para ver detalladamente de donde podían salir los 1.800 € del importe. Me dije: ‘Seguro que se han equivocado y me han cobrado la luz de todo el bloque’”, ironiza un empresario hostelero de Salamanca.

No es el único artículo de ‘lujo’ que ha incrementado su precio desde que estalló la guerra de Ucrania el 24 de febrero. El empresario señala que el aceite de girasol subió a cuatro euros el litro y ahora está un poco más barato, «anda por 3,80. Hablamos de aceite de girasol, algo que para nosotros es de primera necesidad, al emplearla en cantidades industriales. La hostelería es una industria, de las primeras de este país”.

La cerveza ha subido dos veces en el año. Suele incrementar su precio a principio de año, durante estos meses ha vuelto a subir. Es la primera vez en los 12 años que regenta el negocio que ha ocurrido este hecho. Ha subido un 20% este año y ellos no han subido el precio de la caña. Eso supone que cada caña que ponen, están ganando un 20% menos. “No salen las cuentas”, matiza.

Hablamos de la luz, el aceite y la cerveza que han incrementado su precio. No son los únicos, la patata también ha subido. “Hemos pasado de pagar 9 o 10 euros el saco de 25 kilogramos a 16€. A día de hoy todavía no lo hemos repercutido en los precios que paga el cliente, porque tenemos el miedo de que si lo hacemos, dejen de venir. Estamos en un barrio, todo el mundo lo pasa mal”, puntualiza.

 

¿Cómo está siendo el año?
Tanto el final del pasado año, como lo que llevamos de este, hemos trabajado y facturado como nunca y estamos ganando menos que antes.

Después del confinamiento y en los primeros meses, se tuvo la percepción de que al sector hostelero se le ayudó. Este empresario explica que se puede “percibir que nos han ayudado, de que se nos ha dado el oro y el moro. Pero, es todo lo contrario. En mi caso, me dieron un crédito ICO, pedí un año de moratoria, porque solo teníamos la terraza. Hemos estado pagando un año de intereses sin haber quitado capital. El crédito era de 9.000€ y vamos a terminar pagando unos 11.000, multiplícalo por todos los bares que lo hayan pedido. ¿Quién ha ganado? Los bancos. Hay ciertos sectores que nunca pierden. Los cuatro duros que nos han dado en la pandemia, los estamos pagando con creces ahora”.

Factura de luz.

Ironiza diciendo que la subida de la luz se corresponde con lo que no le han podido sacar en los meses que no han producido debido al confinamiento y la pandemia. “Un cliente de una vivienda, quizá no lo note tanto, pero nosotros muchísimo”.

Además de la iluminación del bar, para poder trabajar necesita las cámaras, congeladores, cafetera, microondas, freidora, lavavajillas, aire acondicionado,… “Está el kilovatio como si fuera caviar”.

¿Cuándo ve la factura de la luz, entiende lo que allí se refleja?
No entiendo lo de los cargos normativos y que se pague lo mismo que de energía. Lo gracioso es lo que dice de energía renovable 100%. Entiendo el término que por el día te cobran una cantidad y por la noche otra. Poco más. (Risas)

Tiene que decirle a sus clientes que vengan por la noche…
Es más caro todavía. (Carcajada)

¿Se plantea cambiar la carta a platos fríos para no tener que encender cocina u horno?
Sí. Vamos a platos fríos, a platos de plancha, que va con gas. Hay platos que hemos desistido de meterlos en la carta porque cuando haces el encandallo del plato tienes que contabilizar la mano de obra, alquiler, productos y lo que te cuesta hacerlo. Con los gasto de luz que tenemos ahora, no te salen rentables.

¿Seguirá haciendo tortilla de patata?
Sí, porque va con gas. Pero, tengo que decir que los huevos los pagábamos a primero de año a 1,20€ y a final de este año andarán por los 2€. No lo entiendo. Todas las semanas suben los productos una bestialidad. El pincho de barra lo empezamos a cobrar a 1€ a principio de año y ahora a 1,20. Al final de año tendremos que ir a 1,30 o 1,40€ para quedarnos a pre.

La ganancia que tienes cada vez es menos. Enumera que les han subido las nóminas, los gastos básicos, se pregunta: ‘¿qué hago?’ Nosotros preguntamos si merece la pena levantarse por las mañanas. Contesta que hay días que no. “Entre los seguros sociales, el alquiler del local, las nóminas,… como tengas una semana floja, no llegas”.

Para este empresario hostelero, la electricidad es un bien de primera necesidad. Sin luz no pueden trabajar. Pide que hagan algo para la industria hostelera para que el precio de la energía se regule de alguna manera y tenga unos topes para los industriales, que sea asequible para los grandes y para los pequeños. Él tiene una media anual con Iberdrola y lo que se pase a final de año lo regularizan. “Como no le metan mano, no sé. Este mes he pagado esto, como siga subiendo, el que viene pago 3.000€ de luz. Pero, ¡Qué soy la Torre Eiffel! ¡Qué tengo cuatro bombillas y cuatro cámaras!”.

Lo ve peor que con la pandemia. En ese momento ajustando bien los horarios de los trabajadores y las compras, vendían poco, pero iban guardando. Pero, ahora no puedes ahorrar nada. “Es como volver para atrás. Es como si tuviera una soga que no te deja avanzar. Haces todo lo posible y de vez en cuando te frenan. Me río por no llorar”.

Reconoce que el verano ha sido muy bueno, solo se queja de la escasez de trabajadores, porque asegura que no quieren trabajar en este sector. “Antes de trabajar, preguntan por las vacaciones que van a tener, cuántas horas, que no quieren doblar, que no quieren trabajar los fines de semana por la noche y por menos de esto no trabajan. Me parece normal, si saben trabajar, pero es que muchos de ellos, no saben ni poner un café, los tienes que enseñar. Tiraremos para adelante, porque no nos queda otra. No nos ayudan en nada, como mucho el Ayuntamiento, que se ha portado bien con no tener que pagar la terraza. Lo que nos han dado, se lo hemos devuelto con creces”.

El bar del barrio

Un bar es mucho más que tomar un café o una caña. Sobre todo si el establecimiento está en un barrio, donde se encuentran vecinos y así saben cómo andan. Un bar de barrio es casi un centro social. “Hay personas mayores que durante la pandemia han pegado un bajonado terrible por no relacionarse. La mayoría de mis clientes, sobre todo por las mañanas, son persona mayores. Hay una pareja mayor que viene todas las mañanas a tomar café y han hecho migas con otra vecina del bloque de al lado. Seguro que se conocían del barrio, pero ahora toman café juntos y hablan de sus cosas. Hacen vida social», concluye.

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