La llegada del invierno está cada vez más cerca y, con ello, aumentan los temores ante la carestía energética, multiplicados por la crisis con Rusia. Por ello, algunos Estados ya están tomando medidas y aprobando planes con el fin de imponer políticas de ahorro de energía.
Uno de los países que ha comenzado a tomado el camino del ahorro energético es Francia. Allí, pretenden reducir su consumo de energía un 10% en los próximos dos años. Pese a que, por el momento, apuestan por las recomendaciones más que por las obligaciones, quieren establecer medidas como cortes de agua caliente en edificios públicos o limitar la calefacción a 19 grados. Además, plantean invertir unos 150 millones de euros en los edificios públicos, con el fin de mejorar su eficacia energética.
Por su parte, en Reino Unido la situación podría ser incluso peor, ya que se contemplan cortes de electricidad de unas tres horas diarias durante este invierno si el suministro se reduce de manera extrema. Dichos cortes se producirían en las horas de pico de consumo. No obstante, creen que sería un escenario “improbable”. Cabe mencionar que este país depende en gran medida del gas para la producción de electricidad. En este sentido, las centrales eléctricas de gas generan más del 40% del suministro nacional.
Finalmente, Italia es el tercero de los países que ya contemplan medidas de ahorro energético. En este caso, se ha establecido el Plan de Reducción del Consumo de Gas, dividido en dos estrategias: diversificación de proveedores y reducción de la demanda interna. Respecto a lo primero, Italia ya ha suplantado a Rusia por Argelia como proveedor nacional.
En cuanto a la reducción del consumo en el país transalpino, el tiempo de funcionamiento de las calefacciones de gas se reducirá en una hora diaria. Además, se retrasará la fecha de inicio en ocho días y se adelantará el final en siete. En total, este invierno dichas calefacciones funcionarán quince días menos. Finalmente, respecto a las temperaturas, se ha establecido un valor máximo de 17 grados, con dos de tolerancia, para actividades industriales y artesanales, mientras que para el resto de edificios el límite se sitúa en 19 grados más dos de tolerancia.