La celebración del 12 de octubre en Venezuela, como en otros países latinoamericanos, ha cambiado de enfoque con el paso de los años. En el país caribeño, cuna del libertador Simón Bolívar, durante décadas, era denominado como el Descubrimiento de América o Día de La Raza, posteriormente pasó a llamarse El encuentro de dos mundos y, actualmente, se celebra como día de la Resistencia Indígena.
Más allá de estos dictámenes oficiales, las actividades que se llevan a cabo para su celebración siguen siendo, esencialmente, las mismas, las cuales abarcan la presentación de obras de teatro y bailes propios de la cultura de los pueblos amerindios y afroamericanos.
Los ayuntamientos, gobernaciones y demás dependencias gubernamentales ejecutan actos en sitios públicos como en las plazas Bolívar, que consisten entre otros, en ofrendas florales a la estatua del libertador Simón Bolívar. De igual modo, se presentan actos culturales.
El colorido y la música junto con niños y adolescentes vestidos con los atuendos de las tribus que poblaron el territorio venezolano en la época precolombina, son el común denominador en cada región del país petrolero.
En las instituciones educativas, estas actividades se llevan a cabo días previos a la fecha, puesto que es una fiesta nacional y por ende, en dependencias públicas y algunas privadas, es no laborable.
Si bien aún persisten controversias en cuanto a esta fecha y algunos políticos, periodistas y sociólogos no están de acuerdo con esta celebración, por considerar que se trató del inicio de un genocidio; muchas personas, sobre todo de las nuevas generaciones, coinciden en que ya es hora de dejar esos posturas en el pasado y asumir lo positivo de este acontecimiento histórico.
En este contexto, se celebra el idioma, la cultura, la gastronomía. La fusión de saberes, lo hispanoamericano.
Con la globalización y la noción de aldea global, las circunstancias históricas tendrían que verse como parte de la evolución de las sociedades.
En un artículo de Mario Vargas llosa, publicado en El País en 2018, el premio Nobel comenta que «gracias a la Hispanidad varios cientos de millones de latinoamericanos podemos entendernos porque nuestro idioma es el español, una lengua que nos acerca y nos enlaza dentro de una de las muchas comunidades que constituyen la civilización occidental».
Hoy la hispanidad es un puente que hermana, que hace florecer la cultura, que más allá de una consigna ha de convertirse en el combustible de los nuevos cambios, para quienes compartimos el idioma de Cervantes, de García Márquez, de Milanés y Sabina.
Por Raúl Márquez (Táchira, Venezuela)