Los panaderos salmantinos avisan: «Si todo sigue subiendo, subirá el pan»

Muchos pueblos se están quedando sin panadería
Rubén Cacho/ICAL. Varias piezas de pan dentro del horno.

En los últimos meses se viene produciendo un notable incremento en los precios a nivel generalizado. Paralelamente, los sueldos no suben en la misma medida, lo que supone una gran dificultad para los ciudadanos debido a los efectos de la inflación. Ante esta situación, los panaderos se encuentran ante el dilema de subir los precios del pan o mantenerlos todo lo que puedan.

El presidente de la Asociación de Empresarios Salmantinos de Panaderías (Aespan), Joaquín Marcos Redero, ha mostrado a La Crónica de Salamanca su visión del momento que atraviesan las panaderías salmantinas. “La situación actual es muy difícil, pero es cierto que es difícil para todos”, resume en una frase.

Desde hace más de un año pero, sobre todo, a partir del estallido de la guerra de Ucrania, los precios han sufrido un notable incremento. En este sentido, el representante de los panaderos salmantinos señala que las subidas les están afectando “como a todo el mundo”. Entre ellas, detalla, “el gasoil en torno a un 100%, la harina como mínimo y de media un 70%, el gas un 200% y la luz entre el 150% y el 200%, aunque en este caso varía dependiendo de los contratos”.

Ante esta situación muchos se plantean la subida del precio del pan. Marcos indica que “no se prevé como tal una subida o no”, ya que “cada empresa es un mundo”. “No es una cuestión de preverlo o no, sino de los números de cada empresa. Quizá algunas tengan que subirlo y otras no. Nosotros también sabemos que el consumidor lo está pasando mal y no llega, pero, si todo sigue subiendo, probablemente subirá el pan. Si no, no se qué va a pasar”, expone.

Llegado el caso de la subida, vuelve a insistir en que dependerá de cada caso, por lo que no se pueden dar cifras exactas. “Cada uno hace sus números y a unos les costará más subir el precio, a otros menos, unos necesitarán subirlo, otros no…”. “Que estamos tratando de no subirlo, pues sí. Llevamos un año sin subirlo, en mi caso, desde noviembre del año pasado. El resto, algunos lo subieron antes, otros después… Las cosas están mal, están muy complicadas”, lamenta.

La falta de rentabilidad también puede llevar al cierre de los negocios. “De hecho, ya se están cerrando algunas panaderías. Especialmente de gente que se va jubilando o prejubilando, porque si no te salen los números, al final acabas cerrando. Además, no se alquilan”, comenta el presidente de Aespan.

Una vez más, el mundo rural es el peor parado. “En las zonas rurales muchísimos pueblos se están quedando sin panadería. Todos lo estamos pasando mal, pero en los pueblos con muy poca gente en invierno es casi inviable, a lo mejor llevan 10 o 15 barras a pueblos teniendo que hacer 15 kilómetros”.

Además, la falta de relevo generacional también es una problemática patente y notable, y aunque afecte también a las zonas urbanas, en los pueblos es donde más se deja notar. Sobre ello, Marcos reconoce que “es un trabajo duro, de lunes a domingo”, pero si a esto se le une que “la rentabilidad ha bajado muchísimo”, “la gente no quiere seguir siendo panadero.

Finalmente, hay quienes han llegado a plantear la posibilidad de una intervención del precio del pan, pero Joaquín Marcos señala que “eso probablemente no va a ser posible”. “Al final, seguramente encuentres en el mercado un precio más bajo de la intervención, ya que la diferencia de precios es muy grande. Además, si te imponen un precio y no te salen las cuentas, no trabajarás, dejarás de hacer el pan y ya está. La gente no va a perder dinero”, concluye.

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