Las conocidas como migrañas son un tipo recurrente de dolor de cabeza, generalmente en un solo lado de la cabeza. Este dolor puede ir de moderado a intenso y puede llegar a ser pulsante o vibrante. La OMS considera esta patología como la “octava enfermedad más incapacitante de la humanidad” que incluso afecta al rendimiento laboral de las personas.
Una de las dolencias que afecta cada vez a más personas, en España unos 5 millones (el 80% mujeres), son las migrañas. El Confidencial se ha hecho eco de esta problemática, entrevistando a varias personas a las que dicha patología “les entorpece de alguna forma la vida”. Asimismo, uno de los ámbitos sobre el que más efecto pueden provocar es el laboral, ya que muchas personas pasan un tercio del día en su puesto de trabajo y suelen ser espacios cuyas condiciones (ruido, estrés, etc.) facilitan la aparición de un brote.
“La migraña puede comenzar en la infancia, pero el pico máximo de incidencia se da entre los 25 y 45 años, por lo que tiene un gran impacto en la etapa más productiva desde un punto de vista laboral. Muchos pacientes cuentan que tienen la sensación de no poder progresar profesionalmente por culpa de la migraña. Incluso hay pacientes que tienen miedo a perder su empleo por la repetición de las crisis”, explica el neurólogo Pablo Irimia.
Esta dolencia no tiene cura. Sin embargo, hay tratamientos que tratan de reducir sus síntomas en el momento del brote. Otros, por su parte, tienen una función preventiva, intentando evitar el propio desarrollo de la migraña. Además, esta patología puede llegar a causar problemas psicológicos, aunque no se manifiesta de forma física, debido al grado de incapacidad que produce a quienes la sufren.
Una de las entrevistadas por El Confidencial es Julia, de 23 años y que trabaja en una tienda de maquillaje de un centro comercial. “Aguanto como puedo, he aprendido a vivir con ello y no puedo permitirme el lujo de dejar mi trabajo ni mi vida. Cuando empiezo a sentir los primeros síntomas me tomo lo que haga falta para poder aguantar, pero me preocupa tener que estar medicándome tanto”, reconoce.
Alba, por su parte, es enfermera de quirófano en la sanidad pública y tiene contratos de corta duración. “Por culpa de algunas migrañas he tenido que cogerme la baja. De hecho, en este último contrato me ha pasado, pero intento aguantar lo máximo posible. Si hubiese tenido un contrato indefinido, me hubiera cogido más veces la baja porque realmente lo necesito, pero no lo hago por el miedo que tengo a que me despidan”, lamenta.