Investigadores salmantinos identifican un gen que provoca una enfermedad rara de la sangre

La Unidad de Trombosis y Hemostasia del hospital universitario de Salamanca publica un trabajo en la revista ‘Blood’ tras obtener un nuevo diagnóstico para tres pacientes
La Unidad de Trombosis y Hemostasia del hospital universitario de Salamanca.

DICYT- Investigadores de la Unidad de Trombosis y Hemostasia del Hospital Universitario de Salamanca y del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) estudian desde hace años los trastornos plaquetarios congénitos y acaban de publicar un nuevo avance en la revista científica ‘Blood’. En esta ocasión, el trabajo ha permitido identificar un nuevo gen que provoca una macrotrombocitopenia sindrómica grave, es decir, un número bajo de plaquetas que, además, son de gran tamaño. Los pacientes que la sufren tienen sangrados graves por la nariz u otras localizaciones y a veces necesitan transfusiones de sangre.

En esta nueva investigación, explican cómo lograron obtener el diagnóstico certero de esta enfermedad rara y congénita, ya que aparece desde el nacimiento, en tres pacientes ya adultos. “Previamente, se les había diagnosticado de otra enfermedad, habían recibido tratamiento con corticosteroides e incluso le habían quitado el bazo a uno de ellos”, comenta el investigador José María Bastida en declaraciones a DiCYT.

Este tipo de errores en el diagnóstico no es infrecuente en el contexto de las enfermedades raras, ya que el escaso número de pacientes y la falta de investigación impide que los médicos tengan todas las claves para interpretar los síntomas de sus pacientes. Por eso es tan importante la otra parte de esta investigación, la identificación de un nuevo gen. “El gen GALE se había descrito en otro tipo de trastornos, pero hasta ahora no se conocía por qué podía afectar a las plaquetas. Además, hemos estudiado que la enzima que se produce en este gen, al tener alteraciones genéticas, no funciona correctamente, lo que provocaría la clínica de nuestros pacientes”, explica el autor.

Asimismo, los investigadores del IBSAL han demostrado que esa enzima sirve para aportar “azúcares” a las proteínas para que puedan funcionar correctamente (lo que se conoce como glicosilación). Finalmente, en modelos de estudio han podido explicar que “esta alteración en la glicosilación de las plaquetas impide que se formen correctamente en la fábrica de la sangre, la médula ósea”, comenta Bastida, “y provoca que se destruyan más rápido, y que no funcionen correctamente”. Todo esto condiciona que los pacientes tengan ese número bajo de plaquetas, así como el riesgo de sangrado. Además, hay que tener en cuenta que la glicosilación interviene en múltiples sistemas y por eso estos pacientes tienen otros problemas neurológicos, cardiacos, hepáticos, u oculares, entre otros.

Tecnología de secuenciación masiva

La clave para haber obtenido estos resultados está en la tecnología. “Desde que incorporamos la secuenciación masiva en nuestra unidad, en 2014, hemos podido incrementar el rendimiento diagnóstico de los pacientes con alteraciones en las plaquetas, que pueden provocar sangrados que van desde leves a mortales, y que también pueden predisponer a otras enfermedades graves como leucemia, problemas respiratorios, renales, infecciones, entre otros, o bien, pueden ser parte de lo que se conoce como síndrome”, señala el especialista.

En este caso analizaron el exoma completo, es decir, todas las regiones codificantes del genoma, que son los exones, estudiando miles de genes candidatos. Tras diferentes filtros complejos bioinformáticos, identificaron este gen como candidato a provocar la patología. No obstante, “al identificar un gen ultra raro, necesitamos estar seguros de que es responsable de un trastorno y en este caso se midió la actividad enzimática de la proteína, así como estudios específicos de plaquetas, que realizamos en nuestro centro, como citometría de flujo, entre otras”. Además, estudiar el mecanismo por el que se alteran las plaquetas requería otra serie de pruebas: “A partir de sangre de pacientes hemos obtenido células que se pueden diferenciar a los precursores de las plaquetas en la médula ósea, que son los megacariocitos, y así conocer qué parte de este complejo proceso se encuentra alterado, que en este caso es la fase final o trombopoyesis”, explica el investigador. En esta última parte, ha sido fundamental el apoyo del grupo de investigación de Alessandra Balduini, en la Universidad de Pavia (Italia).

Este proyecto está incluido dentro de la Sociedad Española de Trombosis y Hemostasia (SETH) en el marco del Grupo Español de Alteraciones Plaquetarias Congénitas (GEPAC), coordinado desde Salamanca y Murcia. En los últimos años, los avances que ha logrado este equipo “están cambiado el paradigma diagnóstico de los pacientes”, afirma Bastida. En este caso, el avance sirve para obtener un mejor tratamiento evitando estrategias erróneas. Además, “conocer nuevos mecanismos de producción de las plaquetas puede servir para identificar potenciales fármacos que puedan revertir dichas alteraciones, algo en lo que ya estamos trabajando”.

 

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