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Opinión

Seguimos perdiendo

Más de 81.000 pensionistas de Salamanca se han beneficiado con la subida de las pensiones. (Archivo)

Perdimos con los gobiernos del PP.

Perdimos con su austericidio, que prolongó e hizo buena la estafa financiera que le precedió. Perdimos con sus privatizaciones, con sus saqueos, con sus sobresueldos, con su corrupción amplia y profunda, cuyo lema y consigna es «toqueteamos a los jueces por detrás» y también “Luis, sé fuerte».

Perdimos con su «policía política» y sus «cloacas de Estado». Aquí perdimos todos, porque con eso y un monarca intocable e impune, nos quedamos ya definitivamente sin democracia y sin Estado de derecho. Y seguimos perdiendo.

En este momento, tras tantas pérdidas y retrocesos, seguimos perdiendo.

La diferencia entre Francia y España está en que cualquier intento de deteriorar aún más el Estado del bienestar, incidiendo -como se hace ahora en nuestro país- en el capítulo de pensiones, tendría allí, en el país vecino, una oposición frontal y firme, y una respuesta popular sin fisuras, con sus correspondientes efectos electorales.

En nuestro caso la respuesta a las iniciativas neoliberales del ministro Escrivá, que suponemos respaldado en sus iniciativas recortistas por Pedro Sánchez, se parece mucho al silencio de los corderos, o de los cementerios.

Si esto es un síntoma de algo, es de que estamos graves.

Parece como si el componente PSOE del gobierno actual hubiera perdido el norte y se ha embarcado ahora en una especie de involución pre-electoral que quiere devolvernos a lo más oscuro del felipismo neoliberal. Ahora con el tema de las pensiones.

Si no recapacita y sustituye al ministro Escrivá esa deriva hacia atrás le va a costar no pocos votos progresistas.

Si el Gobierno retrocede e involuciona en el tema de las pensiones, lo va a tener muy difícil no solo para ganar elecciones, sino para mantener la etiqueta de gobierno progresista

Un gobierno que no ha sabido defender, con la eficacia y la rotundidad que se precisa en este momento, la sanidad pública en España (cada vez más hundida y con la medicina privada, al estilo yanqui, haciendo su agosto); que tampoco ha sabido resolver la estafa (contra la legalidad europea) cometida con los trabajadores interinos de las administraciones públicas, al permitir que los gobiernos autónomos incumplan el mandato legislativo más reciente y la jurisprudencia europea que lo motivó; que no ha sabido tampoco poner freno a los efectos nocivos de las privatizaciones en lo que atañe a los suministros básicos de energía, electricidad, etcétera, de manera que sigue primando en nuestro país el lucro desmedido de unos pocos sobre el servicio público y las necesidades básicas de todos; y que no ha evitado que algunos alimentos primordiales se hayan convertido casi en un objeto de lujo, si ahora, además, retrocede e involuciona en el tema de las pensiones, lo va a tener muy difícil no solo para ganar elecciones, sino para mantener la etiqueta de gobierno progresista y socialdemócrata.

Esa involución en derechos y en el Estado del bienestar va a permitir que la ultraderecha siga avanzando en el continente, de la misma manera que la política neoliberal de los años treinta y sus crisis anexas fueron el impulso definitivo para el ascenso de Hitler y el fascismo.

Posdata: muy interesante nos ha parecido el tweet en el que Borja Barragé hace un análisis fino de las motivaciones «técnicas» versus motivaciones «políticas» que subyacen a la última polémica sobre la Ley del «Solo sí es sí”. Para meditar.

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