Los apicultores se movilizaron este miércoles, 18 de enero, en Salamanca para defender la supervivencia de un sector que, según advirtieron las organizaciones agrarias COAG y UPA y la cooperativa Reina Kilama, “está en peligro” tras un año “nefasto”. Es la primera de las manifestaciones que llevarán a cabo en caso de que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación no acerque posturas con los representantes del sector hasta “llegar a Madrid”.
Las altas temperaturas durante el pasado invierno y la extrema sequía del verano provocaron año una reducción cercana al 50 por ciento en la producción de miel en dicho ejercicio. A ello, se añade el incremento de los costes de producción por la crisis de suministros y las explotaciones apícolas están sin liquidez y al borde de la quiebra.
Bajo el lema ‘Sin abejas no habrá vida. En defensa de la apicultura profesional’, los apicultores trataron de poner el foco en el incremento en los costes de producción, la paralización en el mercado de las mieles nacionales, las normas de etiquetado y la incorporación de la apicultura al nuevo borrador de sanidad animal.
Según los apicultores, el Gobierno tiene que promover medidas que garanticen un mejor equilibrio en la cadena de producción y la distribuidora debe apostar también por tener miel nacional en sus estanterías. El consumidor debe tener la posibilidad de comprara esa miel y no se les está dando.
También advierten del perjuicio que supone para los apicultores su inclusión en el nuevo borrador de la ley de sanidad animal. Pretenden equiparar la apicultura con el resto de especies, mientras su manejo y sanidad es totalmente diferente. No se transmite ninguna enfermedad contagiosa al ser humano. El MAPA debe entender esta demanda y, acordando con el sector, hacer un programa sanitario adaptado a sus propias circunstancias.
En este sentido, el mayor problema al que se enfrentan los apicultores es la proliferación del ácaro varroa. Por desgracia, ahora mismo no hay acaricidas para combatirla, así que el sector necesita urgentemente productos. Además, son trashumantes, es inviable que un veterinario se desplace a las explotaciones, además de que no aportaría solución ninguna.