Opinión

Acelerado

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo.

[dropcap]E[/dropcap]l contagio extremista y la neuropolítica, o sea, las técnicas supuestamente «sofisticadas» para comerle el coco al los votantes cual si se tratara de cobayas, han llevado a Feijóo, al que sus promotores nos quieren vender como «moderado» (más neuropolítica), a una precipitación inexplicable.

Nos referimos a la reacción por el reciente crimen de Algeciras, cuyos motivos al día de hoy aún no están claros pero cuyo autor parece que tenía problemas mentales.

El error de Feijóo ha sido doble, aparte de la velocidad imprudente con que se ha querido manifestar. Por una parte, y quizás por esa misma precipitación, ha tenido claro enseguida que el móvil del crimen era de tipo «religioso».

Abundando en la imprudencia luego no ha tenido reparos en afirmar que en nombre de la religión católica o más ampliamente cristiana, nadie ha asesinado desde hace siglos.

Es tan pueril, tan increíble, y tan desinformada esta aseveración, que como era de esperar han llovido los ejemplos que demuestran su falsedad, porque como es obvio y conocido, toda religión tiene su lote generoso de fanáticos.

Conviene subrayar (ya lo han hecho otros) que en este caso los obispos españoles han sido bastante más prudentes que el líder del PP, y han pedido a Feijóo que sea un poco más moderado y no incurra en demagogia.

Demonizar a colectivos enteros por actos individuales, incurre en injusticia, imprudencia y nos devuelve a la Edad media.

La razón de que Feijóo haya caído en errores tan evidentes hay que buscarla en su ambigüedad o inseguridad, o sea en su falta de firmeza para mantenerse al margen de las corrientes extremistas con que le vienen apretando tanto Vox como Díaz Ayuso, nuestra trumpista por excelencia.

En algún momento tendrá que decidir si su modelo es Trump o aspira a algo más sofisticado, prudente y moderado.

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