Las avestruces han pasado a la historia – gracias al pensador romano, Plinio el Viejo- como unos animales cobardes, porque escondían la cabeza en la tierra ‘pensando’ que así ocultaban el cuerpo entero.
Algo así le sucede a los políticos salmantinos, que deben de ‘pensar’, que si no conceden una entrevista a Todo es mentira, de Cuatro, y no responden a las preguntas de Risto Mejide y su equipo, el tema de los jeques y el Peace City World quedará oculto entre un sinfín de noticias que irán surgiendo.
Lo malo de Internet es que, como los diamantes, es para siempre. El congreso se ha acabado, los jeques de atrezzo se han ido, pero la nube tóxica se ha cernido sobre Salamanca y el nombre de la ciudad que enhechizaba a Cervantes puede que espante a los inversores, a los de verdad.
No porque La Crónica de Salamanca publicara ‘El primo del jeque’ que dio lugar a que el equipo de Risto Mejide pusiera el foco sobre Salamanca. No. Los medios de comunicación no tenemos tanta fuerza. El problema es que las empresas que aparecían en un cartel y de las que el propio concejal de tabernas y varietés se encargó de alardear durante el pleno municipal, han dicho en sentido más que figurado: Hasta aquí hemos llegado. No queremos estar vinculadas a ese ‘harén’. O nos quitáis de ahí o hablamos en otro sitio.
Por eso, el concejal no ha salido enarbolando papeles, que quizá estaban en blanco, ni elevando la voz, ni haciendo gestos. No, ni siquiera ha querido participar este lunes en directo en Todo es mentira, al que estaba invitado. Es posible, que hiciera honor al nombre del programa y se desvelara que lo que dice Fernando Castaño, fuera eso: todo mentira.
El alcalde también declinó la invitación del espacio de Cuatro que presenta Risto Mejide, pero en este caso ni si quiera envió un vídeo grabado. Se conoce que es la mejor manera que se le ha ocurrido de defender el nombre de Salamanca y la gestión de su equipo de Gobierno, porque no olvidemos que al concejal de Tabernas y Varietés lo puso él.
La bravura que el alcalde muestra defendiendo una frecuencia de tren, no la hemos visto abogando por el prestigio, solera e historia de una ciudad, que como bien sabe García Carbayo, es Patrimonio de la Humanidad.
Ni empresas, ni curriculum del gurú de los negocios, José María Fuentes, ni tampoco oposición que sacara las vísceras de un congreso que, ahora, después del revuelo mediático, todo el mundo aseguraba que olía mal. La oposición tiene mucho más fácil acudir a los ‘cajones’ municipales que los periodistas, pero es más sencillo leer los artículos tomando un café y mascullando: ¡Ya lo decía yo’.
