El escándalo de los jeques de Salamanca gira en torno a la empresa Peace City World (PCW), de la que también era asesor José María Fuentes, el amigo del concejal Fernando Castaño, al que contrató a través de la Sociedad Municipal de Turismo como asesor para atraer inversiones, ganando en el concurso a siete empresas especializadas en esa actividad.
Fue el que montó el espectáculo del Palacio de Congresos, con jeques falsos, el anuncio de una inversión de 15.000 millones sin decir en qué y cómo, empresas asociadas que ignoraban estar involucradas en el proyecto de la empresa Peace City World, y otras anomalías del propio Fuentes, como falsificar su currículum con títulos universitarios de los que carece y experiencia laboral en empresas que no saben de su existencia.
Todo lo que trascendía era un disparate, como el telesilla desde la rotonda del E.Leclerc hasta el Paseo de Canalejas, el tranvía con treinta paradas y el planetario.
Se creó un entorno con apariencia de verosimilitud para tratar de atraer empresas, nacionales o extranjeras para invertir en Salamanca. El modus operandi sería el siguiente.
La empresa Peace City World dividiría Salamanca y los pueblos delos alrededores en “componentes de inversión” para poder ofrecérselos a los inversores determinados que se interesaran en asentarse en Salamanca.
Si llega una empresa interesada el denominado “componente de inversión” lo haría la empresa Peace City World y cobraría a cada empresa supuestamente interesada “por encima del medio millón de euros, para empezar”, como ha reconocido el propio concejal de Turismo, Fernando Castaño.
Un buen dinero en manos de PCW, una entidad sin actividad conocida que tiene su sede en una dirección de Londres donde han figurado otras empresas que han aparecido en investigaciones mundiales sobre sociedades offshore u opacas, que son sociedades de tipo mercantil que se encuentran domiciliadas, como regla general, en un paraíso fiscal. Pueden ser de una persona física o jurídica, la cual tiene la consideración de no residente, y que están exentas del pago de impuestos.
De momento todo son castillos en el aire, una declaración de intenciones, sin fijar proyectos concretos, plazos e inversiones. “No tiene sentido que PCW haga un proyecto pormenorizado cuando todavía no están decididos qué inversores y de qué manera vana a acudir a Salamanca”, dijo el concejal.
Es decir, que si con la puesta en escena del congreso de los jeques alguna empresa muerde el anzuelo y se anima, tendría que pasar por la caja de la sociedad PCW y adelantar más de medio millón de euros.
Una operación de alto riesgo para el posible inversor interesado en Salamanca.