El declive de la ‘pequeña Abu Dabi’

Las falsedades y la megalomanía inverosímil del proyecto frustran el Peace City Congress que tanto daño ha hecho a Salamanca
Recreación imaginaria de la 'Pequeña Abu Dabi'. (Javi Square Chesnut)

Ojalá hubiera sido de otro modo y, como en las películas, aparecieran los magos de oriente dispuestos a cambiarnos la vida, como si fuera un cuento de Navidad. Pero a estas alturas no estamos para cuentos ni adultos infantilizados en los cargos de responsabilidad, en este caso municipal.

El escándalo de los jeques destapado por La Crónica de Salamanca es fruto de una puesta en escena falsa, con jeques de pega, un Palacio de Congresos con la sala principal semivacía salvo el día de la inauguración, la promesa de inversiones multimillonarias inverosímiles (dijeron en el inicio del congreso que «Peace City World Congress busca dar la sostenibilidad a Salamanca que necesita para los próximos mil años”), propuestas disparatadas que generaban escepticismo e incredulidad, y todo ello organizado por un farsante (falsificó su experiencia laboral y formativa) que asesora a la empresa organizadora, una sociedad inactiva, que incluyó en su web como socios a empresas que ignoraban ser un cebo para futuros clientes o empresas.

Todo lo que trascendía contribuía a aumentar las intranquilidad y ellos no la disipaban con sus conclusiones, donde solo se habla de poder disponer de suelo y de que cobrarían medio millón, como mínimo, a cualquier empresa interesada en participar en un proyecto inexistente. Nada concreto y parecía que el plan consistía solo en esperar a ver si se animaba alguna compañía. Para eso no hacía falta montar este evento.

¿Qué buscaban? ¿Pasar unos días de gorra en Salamanca a cuerpo de jeque?¿Crear condiciones para atraer empresas a las que cobrar medio millón y darles el palo? ¿Especular con el suelo? ¿La ocasión para procurarse un destino dorado al ver próximo el final de su carrera política con sueldo?

Ahora solo queda ver quién paga los platos. El dinero lo hemos puesto entre todos, porque el Ayuntamiento no ha reparado en gastos: el sueldo del conseguidor, el alquiler del palacio de Congresos durante cinco días, los gañotes y una de cada dos habitaciones de hotel que han ocupado los congresistas. En torno a 300.000 euros del dinero público.

Todo indica que Castaño ya ha traicionado a su amigo para salvar su ya dañado prestigio y seguir la línea de elusión de responsabilidades del PP, que, tras romper el acuerdo con Peace City World, se hace la víctima cuando ha tenido un papel protagonista en este engaño colectivo. Solo por haberse dejado engañar de esta manera tendrían que plantearse si están capacitados para seguir en esos cargos y cobrar esos sueldos. Solo por el daño que han ocasionado a Salamanca, que mediten qué tienen que hacer.

2 comentarios en «El declive de la ‘pequeña Abu Dabi’»

  1. ¿Que qué van a hacer ? pues nada, hombre, esperar a que pase el vendaval y volver a pedir el voto al rebaño. Nada nuevo bajo el sol en Salmachistan. ¿Y los dineros tirados a la basura? Pues nada , como Lola Flores, todos los pringaos de Salamanca poniendo de su bolsillo unos eurillos y solucionado.

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