Un entrenador vallisoletano engañaba a los menores para llevarlos a su nave

Llegó a concertar una cita con el menor; el juez le dejó en libertad pero con una orden de alejamiento de su jugador y el CD Victoria le ha expulsado
Un balón de fútbol sobre un banco. Imagen. Unsplash.

La Guardia Civil tiene abierta una investigación sobre un entrenador de fútbol base vallisoletano por su presunta implicación en diversos delitos contra la libertad sexual de menores de edad. El caso, según informa El Día de Valladolid, lo destapó la madre de un niño de 13 años con el que este hombre habría intercambiado mensajes explícitamente sexuales, antes de llegar incluso a concertar una cita con el menor, jugador del equipo infantil en el que entrenaba en el Club La Victoria, del que ha sido expulsado.

ICAL.  El encuentro no llegó a producirse gracias a la intervención de esta madre y dio paso a la denuncia que desembocó en su detención. El juez le dejó en libertad con cargos pero con la imposición de medidas cautelares, prohibiéndole tanto el acercamiento y comunicación con el menor como con su familia. Además, el auto judicial le impide seguir entrenando, a la espera de que la investigación avance y se aclare si fue un caso aislado o si, como se sospecha, pudiera haber más víctimas.

Los hechos se remontan a los primeros días del pasado mes de enero. La denunciante descubrió una conversación de Whatsapp de claro contenido sexual entre su hijo y su entrenador, después de que el chico la pidiera permiso para ir a una nave industrial propiedad de este hombre, identificado por las iniciales F.R.R., de 55 años de edad y sin antecedentes.

El arrestado habría inducido al niño a mentir a su madre, a que la dijera que iba a un entrenamiento en vez de a esa nave en la que el entrenador tiene montada una zona de ocio (televisiones, videoconsolas, mesa de ping-pong, alcohol y hasta varios juguetes sexuales) a la que llevaría años invitando a otros jugadores, ya que, antes de recalar en el Victoria y ser hasta coordinador, también entrenó en el San Pío, club del que salió por la puerta de atrás “hace dos o tres años”, según ha podido saber este periódico. La Guardia Civil registró tanto esa nave del polígono de San Cristóbal como el domicilio de F.R.R., en el que halló abundante material informático (cuatro ordenadores, siete tablet…) que está pendiente de análisis.

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