‘Estos días azules y este sol de la infancia’. Así, con los últimos versos que escribió Machado, la escritora Charo Ruano, comenzó y concluyó el encuentro poético vivido en la librería Víctor Jara para celebrar la poesía.
Ocho personas, siete mujeres y un hombre, cual trovadores del siglo XXI, llenaron el espacio con sus miedos, alegrías, orgasmos, vivencias, caricias, besos, angustias, lágrimas,… la vida misma, que es lo que reflejan los poemas. Las idas y venidas, físicas o emocionadas, que en la mente de una persona que escribe versos se convierten en un laberinto de sensaciones para el escuchante.
Los presentes disfrutaron de las distintas visiones creativas de siete poetas femeninas: Marina Gay Ylla, María Calle Bajo, Maribel Andrés Llanero, Julia Piera, Amalia Iglesias Serna, Celia Carrasco Gil, Inés Martínez García, y un poeta, José Manuel Ferreira Cunquero. ¡Cuánto talento vive, habita y siente en Salamanca! Ocho formas de expresar el pensamiento y sentimiento, a cuál más bella y evocadora.
Marina Gay Ylla compartió las veces que cruzó el Atlántico y en su ‘Apocalipsis’ se vio el desgarro que ocasionan las ausencias buscadas o forzadas.
Las personas presentes en Víctor Jara sintieron El latido de María Calle Bajo. “Soy la poeta, la poeta estremecida”.
Inés Martínez García, con sus versos como ejemplo, hizo un propósito de intenciones: “Existo como soy y eso me basta” o “Confieso que a veces me acuesto rezando y eso me alivia”.
La España Vaciada o los pueblos que cada vez se quedan más mudos tuvieron su ‘grito’ de auxilio a través de las palabras de Celia Carrasco Gil, quién eligió un Mochuelo, cual Delibes, para decir que “ya no camino como antes del silencio”.
“Ya no hay padres, se han ido a la guerra”. Así, con esa rotundidad, Julia Piera, habló de la sinrazón de las guerras, en el más amplio sentido de la palabra.
El recuerdo de los días de pandemia, del miedo a tus propios pasos, fue una de las inspiraciones de José Manuel Ferreira Cunquero, quién con un solo verso de un poema dedicado al primer día que salimos del confinamiento con ‘libertad’, resume lo que cada uno de nosotros sintió al poner los pies en la calle: “Un instante golpea el silencio”.
Amalia Iglesias apeló a que se necesita la poesía, en estos tiempos para escapar de la incertidumbre. “Por eso, siempre habrá poesía”. Dedicó uno de los poemas a sus hijos y a través de sus versos les dijo: “Escucha al viento, siempre tendrá algo verdadero que decirte”.
La última creadora fue Maribel Andrés Llamero que compartió sus días de estudiante, de amiga, de nieta,… “Eran los únicos de entre los hombres que no sintieron miedo al vacío”.
Y con “Estos días azules y este sol de la infancia” concluyó el recital poético, invitando a presentes y ausentes a leer poesía.
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