Leiva dio las gracias a su público al menos una docena de veces durante su concierto del Multiusos, este sábado por la noche.
Es como si tuviera cuentas pendientes con sus seguidores salmantinos, a los que agradeció su asistencia (llenó el espacio), que se rascaran el bolsillo para ir a cantar con él, y porque aquí inició su gira en 2019 y fue un talismán.
Y por no sé cuántas cosas más, pero no se podía estar más agradecido. Y respondió con un derroche de generosidad y un espectáculo primoroso, sin estridencias ni efectos especiales, pero impecable.
Repasó sus principales éxitos que intercaló con algunos temas nuevos, y cantó con sus seguidores los himnos reconocibles por todos, aunque no tengan sus discos.
Lo mismo lleva al auditorio al apoteosis que propone (y lo consiguió) que todos se metieran el móvil en el bolsillo y permanecieran en silencio mientras interpretaba una canción acompañado solo por la guitarra acústica.
Al final ya empezaban a verse las luciérnagas entre el público, pero el experimento no estuvo mal. Es más fácil dejar el Multiusos en silencio durante cuatro minutos en medio de la agitación de un concierto vibrante, que resistirse a desenfundar el móvil y empezar a disparar pasados tres minutos de abstinencia.
Pues, eso. Como el agradecimiento fue mutuo, que no tarde en volver, porque merece la pena rascarse el bolsillo y desgañitarse con sus canciones. Como si fueras a morir mañana.
