[dropcap]D[/dropcap]e la misma manera que Madrid es el paraíso fiscal (casi una isla caribeña) que gestiona sus impuestos a favor de los muy ricos, contra sus servicios públicos, contra las demás comunidades autónomas (que siempre copian lo malo y no lo bueno), y contra la unidad de España, también es la dueña (su presidenta) del Estado, del ejército nacional, de los desfiles, del concepto de España y la definición de español, del criterio -muy suyo- de patriotismo, y de la victoria en la guerra de independencia contra los franceses que ganaron solas y sin necesidad de ayuda, ella y su mentora Aguirre, la dueña del perro.
La vivencia del terruño madrileño como una isla irrepetible e incomparable contra todo lo que la rodea, y la idea de que desde allí debe expandirse la revolución universal neoconservadora, o sea las manías y obsesiones propias de esta «élite» inmadura, lleva a este tipo de delirios que tanto nos recuerdan al delirio napoleónico, tan frecuente en los orates de otros tiempos, cuando algunas de sus víctimas solían introducir su mano en una abertura del chaleco o la faja castiza, para subrayar su pose imperial o aplacar (lo más probable) un problema de meteorismo. Flatus.
Pasando a otro tema: nos informan estos días que la Organización mundial de la salud ha decretado el final
de la emergencia internacional por la COVID.
Las crisis de esta envergadura suelen ir acompañadas de algo así como un «cambio de paradigma», un aumento de la inteligencia humana, un impulso a la prudencia colectiva, y un abandono de ciertas prácticas y políticas estúpidas, acostumbradas y repetidas por rutina e imitación, o incluso por moda ideológica.
Logros positivos que en este caso deberían ir acompañados también del aviso de la posible o muy probable repetición de otra pandemia, para que no nos pille la siguiente como nos pilló la que hoy se decreta finalizada o al menos controlada.
Ustedes dirán, a la vista de la situación actual y del estado deplorable de nuestra sanidad pública, si esos logros positivos se han conseguido y si esas lecciones de prudencia se han aprendido. Yo lo dudo.
También es buena ocasión para preguntarse si los que decían (negacionistas y neofascistas) en medio de la tragedia, que las vacunas contra la COVID nos convertirían en dinosaurios, pues al parecer eran una maquinación malévola del gobierno “sanchista”, se presentan a las futuras e inmediatas elecciones. Más que nada para no votarlos, por insensatos y peligrosos.
Y ya que hablamos de neofascistas y negacionistas, introduzcamos aquí como nota cultural dos recomendaciones:
La película “La conferencia”, del año 2022 y del director Matti Geschonneck, que narra los hechos ocurridos durante la conferencia o reunión de jerarcas nazis en una villa de Berlin-Wannsee el 20 de enero de 1942, donde se decidió y se planificó el asesinato y exterminio de 11 millones de judíos. El objetivo era acabar con todos los judíos de Europa, incluidos los que no sabían que lo eran.
La otra recomendación es una serie documental que se puede ver en Movistar Plus y que se titula: “Auschwitz en 33 objetos”.
Lo cual nos da pie a una última recomendación: la lectura de Primo Levi, muy recomendable en estos tiempos de desmemoria y posmodernidad reaccionaria.