[dropcap]E[/dropcap]n estos días todas las familias recuerdan a algún familiar muerto y los hijos no están al margen de este acontecimiento, aunque se les intente alejar del dolor.
Hablar del tema de la muerte con los ellos no es fácil. En nuestra cultura se ve como un drama, no ocurre lo mismo en otros pueblos para los que significa una fiesta.
La influencia de Halloween ha ayudado a desdramatizarlo.
El miedo a la muerte es transmitido de padres a hijos, no se habla del tema se evita e incluso se disfraza la pérdida de un familiar cercano, como un abuelo, pensando que es lo mejor para los hijos y no es cierto. A los hijos hay que decirles siempre la verdad, son pequeños, pero cuando se les explica el fenómeno de la muerte y la pérdida de los seres queridos, lo entienden igual que entienden la muerte de una mascota o una planta Es verdad que el dolor es grande, pero será mucho peor, descubrir la mentira y perder la confianza en los padres.
Es necesario avisar a los profesores y al centro educativo cuando se produce la muerte de un familiar, sobre todo por los cambios que los niños puedan manifestar en las clase; alteraciones del humor, conductas de rebeldía, aislamiento, tristeza. Los profesores si tienen conocimiento, pueden ayudar a superar mejor el trauma.
Ante una muerte cercana, tras una enfermedad larga, si los niños tienen que quedarse en otra casa, es necesario prepararles poco a poco.
Un consejo valioso es hacer tertulias en familia con las películas y abordar el tema da la muerte a partir de ellas, con naturalidad.
Existe en el mercado mucha bibliografía correspondiente a este tema y adaptada a todas las edades, para los padres que se sientan incapaces de abordar el tema con los hijos.
Resumiendo, el fenómeno de la muerte para los hijos no resulta tan traumático, quizá sea la cultura en la que se vive la que la convierta en un tema difícil de tratar. Depende de los padres y de su experiencia que la vivan de manera natural.