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La historia del Vítor de Santa Teresa

Se puede ver en el Edificio Histórico de la Universidad
Vítor de Santa Teresa, pintado por Miguel García en el Edificio Histórico de la Universidad.

Forman parte de la decoración de las paredes de edificios emblemáticos de la Universidad, incluso fuera de ella. Junto a Miguel García, artista que pinta Vítor, La Crónica de Salamanca repasará su historia, singularidad, color,… Salamanca está unida a los Vítor y los Vítor, con un pequeño permiso de la Universidad de Alcalá de Henares, también van ligados casi en exclusiva al Estudio Salmantino.

Iniciamos la serie con el Vítor de Santa de Santa Teresa. Surge como consecuencia de la exposición Teresa de Jesús: Mujer, Santa y Doctora, en Alba de Tormes, en 2022, promovida por la orden de Carmelitas Descalzos –Padres y Madres-, a cargo del prior Miguel Ángel González. Año en el que se conmemoran dos efemérides, por un lado el centenario de la concesión del título de doctora por parte de la Universidad de Salamanca, en 1922, y el cuarto centenario de su canonización, que fue en 1622.

Las celebraciones incluyeron un congreso sobre Santa Teresa en Salamanca. En una de las conversaciones entre el prior de los Carmelitas, Miguel Ángel González, y el rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero, surge la idea de realizar un Vítor en honor de Santa Teresa de Jesús.

Miguel García trabaja con la orden Carmelitas en la restauración de obras de arte y, en concreto en la exposición dedicada a Santa Teresa, en el asesoramiento. Por lo que cuando fraguó la idea de pintar un Vítor a Santa Teresa, teniendo un histórico como pintor de Vítor en la Universidad de Salamanca, se ofreció para ser el encargado de homenajear a la Santa.

“Un día el prior me comenta que tiene una noticia buena y otra mala. La buena era que podía pintar el Vítor, la mala que lo debía hacer gratis. Aceptó, porque creo que es una gran oportunidad para mí, como experiencia y agradecimiento, ya que la orden de los Carmelitas ha significado mucho en mi vida profesional”, explica Miguel García.

El Vítor se pinta en el Edificio Histórico de la Universidad de Salamanca, en la pared de la Capilla. En un lado está el Vítor dedicado a San Juan de la Cruz, que fue alumno del Estudio Salmantino, y en el otro el dedicado a la Teresa de Jesús.

Miguel García, restaurador y pintor de Vítores en la Universidad de Salamanca.

Miguel García tenía una propuesta, quería que las palabras de Santa Teresa las pudiera transcribir con su caligrafía. Después el Vítor conmemorativo que se eligiera, porque hay varias. “No pudo ser. Se denegó todo”, recuerda entre risas el artista.

Del poema: Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,/ Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,/ quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta. Se decide poner: La paciencia todo lo alcanza. “La caligrafía de Santa Teresa no se acepta y se propone que el Vítor sea a Teresa de Ahumada, su nombre real. Es correcto, pero si en un lado está San Juan de la Cruz, hay que poner Teresa de Jesús. Los dos Vítor guardan la misma tipografía y el volumen”, señala Miguel García.

La propuesta de Miguel García.

Transcurren las semanas y ya con el andamio en el patio del Edifico Histórico, Miguel García comienza a pintar el Vítor. Para ello, utiliza la técnica acrílica. El pigmento que emplea es exactamente el mismo que hay en los Vítor correlativos. “Trato de obtener el mismo color, para que no desvirtúe y así, cuando lo ve el espectador, no diga que es nuevo o que no es el mismo tono de los que están al lado, que no llame la atención uno por encima del resto”, puntualiza García.

Miguel García durante el proceso de pintura del Vítor en honor de Santa Teresa.

El Vítor está pintando con una técnica que hace que su perdurabilidad en el tiempo está garantizada. Además, al estar en el interior del claustro, no está expuesto a las inclemencias del tiempo, solo al reflejo del sol que puede incidir en la pared.

“Uno aprende a no dejarse llevar por la emoción de que reconozcan o no tu trabajo. En este caso, hay que aprender de los valores de Santa Teresa. Hay que estar seguro de sí mismo, del trabajo que realiza, de que si me apasiona lo que hago, no tengo que pensar si el resto aprueba o no mis obras. El trabajo está bien hecho y disfruté mucho realizando un proyecto tan minucioso”, concluye Miguel García.

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