Opinión

Algunas conclusiones

Pedro Sánchez tras ganar las elecciones de 2023.

[dropcap]L[/dropcap]as interpretaciones que cada uno de nosotros deriva de los hechos (los mismos hechos) tienen inevitablemente un componente subjetivo. Reconocida esta obviedad me aventuro a sacar mis propias conclusiones sobre el resultado electoral del 23-J.

Primera conclusión: nuestro Estado del bienestar y nuestras conquistas sociales y laborales (algunas se las debemos a nuestros abuelos, que lucharon por ellas) están tan maltratadas, tan recortadas, y tan perseguidas por la posmodernidad neoliberal (fíjense si no en el deterioro de nuestra sanidad pública y nuestra atención primaria), que acabar con lo poco que queda de esos logros, sería como arrancarse un brazo un manco para consolarse en la simetría (es lo que hay y en todas partes, se dice), o como arrojarse a un abismo con consecuencias imprevisibles, pero asegurado el batacazo final.

Como durante toda la campaña quedó claro que la intención de PPVOX era esa, acabar con lo poco que queda de ese Estado solidario y protector (Estado «social» lo llama nuestra Constitución), hazaña a la que pusieron el nombre de «derogación del sanchismo», cuando debieron haberla llamado vulneración de un principio básico de nuestra Constitución, los votantes preocupados se han reactivado, se han puesto las pilas, han puesto pie en pared, y un buen número de ellos ha dicho que de derogar eso y arruinar del todo lo poco que queda, nada de nada. Al contrario, ir recuperando poco a poco lo que en poco tiempo nos han quitado.

Segunda conclusión: aquellos representantes de la escuela felipista-guerrista, reconocidamente de vocación y ejecutoria neoliberal, que han hecho campaña intensa y despiadada contra Sánchez y su propio partido buscando de manera clara y poco elegante el batacazo del PSOE y la victoria del PPVOX, deberían replantearse si no estarían mejor representados y de manera más coherente bajo esas siglas nostálgicas del franquismo y de su autócrata totalitario.

En cualquier caso parece que Pedro Sánchez, con el apoyo y el sostén de la militancia de base y parte importante del voto progresista, sigue siendo el baluarte para que el PSOE no siga el mismo triste destino del socialismo francés, griego, e italiano, hacia la insignificancia. A estas alturas nadie duda en esas filas que Pedro Sánchez ha sido una barrera eficaz y efectiva contra esa deriva aciaga del partido, consecuencia de su entrega anterior al pensamiento único neoliberal. El 15M invitó y sigue invitando a la reflexión a muchos socialistas españoles y por extensión europeos.

Tercera conclusión: si bien la tendencia de la política europea hacia el crecimiento de los partidos neofascistas y de ultraderecha (que al mismo tiempo son partidos antieuropeos) preocupa a muchos ciudadanos del continente y preocupa asimismo que no se hayan analizado correctamente y a tiempo sus causas por parte de las Instituciones europeas (ese crecimiento procede en gran medida del austericidio impuesto por el paradigma neoliberal, que se ha demostrado erróneo), puede ser motivo de esperanza el freno que en España en este momento se le echa a ese ascenso. Aunque mayor esperanza y más duradera vendría de que las instituciones europeas reflexionaran y procedieran a un cambio de paradigma, sustituyendo el paradigma neoliberal, que ha resultado tan nocivo y casi suicida para la propia Comunidad Europea, por un paradigma más moderado y centrado en el beneficio de la mayoría de sus ciudadanos.

Cuarta conclusión: contradiciendo las expectativas creadas interesadamente y alimentadas de forma bastante artificial, los resultados de estas elecciones son ciertamente muy ajustados, con una contracción (eso sí parece claro) de la expectativa de VOX, que se desinfla, y una consolidación con margen de crecimiento futuro de la expectativa de SUMAR. Sin embargo todo parece indicar que el margen de crecimiento futuro de SUMAR va a depender de si se logra la correcta incorporación amigable y justa del potencial electoral y progresista de PODEMOS.

Como otros ya han dicho y no es necesario recordar, en un régimen parlamentario ahora empieza un periodo de tanteos y propuestas de gobierno donde los pactos juegan un papel protagonista. Y en la orientación de esos pactos, los conceptos de mal menor y mal mayor van a pesar mucho. Hay errores anteriores como los referidos a repetición electoral que pueden servir para no errar de nuevo. Para gran parte del voto progresista pocos males hay que superen el hecho de que gobierne un PP que desecha media España como «Anti-España».

Parece, de momento, que en ese complicado encaje de bolillos, el futuro de un gobierno progresista es más factible que el de un gobierno reaccionario y derogador de nuestro Estado «social» y plural.

Quinta y última conclusión: el «estilo trumpiano» de desfacer mediante entuertos la política, minar la democracia desde dentro, y enfrentar a los ciudadanos, estilo que en momentos críticos puede arrastrar a una masa desesperada y desorientada de votantes, empieza a perder fuelle y puede que no acabe de implantar su modelo radical y extremista en nuestro país. Este es un aviso sobre todo para Díaz Ayuso, tan dependiente de ese modelo importado que además es desaforadamente histriónico.

Lo inspirado por ese estilo irresponsablemente mentiroso, sobre todo durante la pandemia; la apuesta por que solo paguen impuestos los que menos tienen y la creación de paraísos fiscales, incluso dentro del país, para eximir de impuestos a los que más tienen; la inquina y el odio contra la ciencia, solo igualado por el odio contra todo lo público, base y sostén de toda sociedad consolidada y de futuro; el recurso a un lenguaje trasnochado y viejuno de guerra fría, propio de una realidad que ya no existe; la acusación de fraude e ilegitimidad a todo resultado electoral o juego parlamentario que no les beneficie a ellos… parece que empieza a quedarse sin impulso en nuestro país. Y eso, si se confirma, será una de las mejores noticias para la democracia.

Conclusiones posdata: retrasar la edad de jubilación no es una medida progresista. Si no hubiera mediado la amenaza siniestra que suponía el bloque PPVOX en estas elecciones, ese retroceso habría hecho mucho daño electoralmente a los que lo han permitido. Otrosí: parece que los carriles-bici se salvan.

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