Donald Trump introdujo en la política contemporánea el estilo y el formato de la telebasura. Por méritos propios y por estrategias de laboratorio (bastante desatinadas por cierto), Díaz Ayuso ha seguido en España el modelo de Trump en USA, en un momento en que ese estilo triunfaba en una población engañada, cabreada y armada de cuernos de bisonte. Le salió bien y está en el poder.
Como contrapartida se le ha pegado a la chepa el adjetivo «trumpiano», y es señalada como ejemplo máximo en nuestro país de ese estilo político que une extremismo y espectáculo, junto a una buena dosis de mentiras, insultos, y lenguaje caduco. Tan caduco que parece recibir consejos vía wasap (desde el más allá) del mismísimo senador McCarthy, de triste recuerdo.
Integra toda una colección de políticos raros que parecen fruto de este tiempo, políticos descocados, con bastante de actores, que en cualquier otro tiempo pasado no hubieran tenido un pase y estarían destinados al inmediato fracaso, pero que en el nuestro y en medio de tantas crisis arremolinadas, han encontrado un caldo de cultivo idóneo donde medrar.
Para ellos la pandemia de COVID (sintomáticamente una cuestión global) fue la prueba del algodón, y lo dejaron bastante sucio.
Es ya un amplio grupo de políticos populistas de ultraderecha que abarca desde Bolsonaro al reciente astro argentino, Milei, con el referente siempre visible de Donald Trump, maestro de la telebasura, que suele felicitarlos cuando las cosas les van bien en su circo.
El espejismo sufrido por el «moderado» Feijóo (moderado a pesar de haber realizado labores de grumete para un mafioso) tiene en parte su explicación dentro de este contexto, que no es otro que el del triunfo del paradigma trumpiano, el cual es antes que nada un paradigma circense.
No dudó por tanto Feijóo en adoptar ese estilo, que quizás no maneja con soltura, y apoyarse en VOX, ya que la línea marcada por Díaz Ayuso parecía asegurar, de momento, el acceso al poder.
Como a pesar de los bulos repetidos la verdad siempre (o casi siempre) sale a la luz, y los actos acaban obteniendo el premio que les corresponde, Donald Trump hoy es tratado por la justicia de su país como un vulgar criminal, por haber hecho en el ámbito de la política lo mismo que había hecho en el ámbito de la economía: delinquir.
Y es que no debemos descartar que este estilo delirante y fraudulento sea el eco en la política de una economía del mismo pelaje, que dicen «desregulada» por no decir tramposa, y que no es otra cosa que crimen y mafia envueltos en retórica neoliberal.
Esperemos (o no) que Feijóo haya detectado el error fundamental de su campaña a la vista de los resultados y los hechos y tras una fácil reflexión.
Claro que sí luego aparece Esperanza Aguirre, mentora de Ayuso, diciendo que han insultado poco y que tenían que haber sido más extremistas durante esta campaña, en la que para el PP media España es ilegítima y hay que “derogarla” (resabios totalitarios), apaga y vámonos.
1 comentario en «Estrategia política y espectáculo»
Lorenzo Sentenac tus escritos deben ser leidos por personas que tuvieran capacidad de decision en salamanca nos falta mucho para llegar en estas conclusiones el cortijo ya parece totalitario de los mismos