Ensayan un día a la semana durante dos horas, pero se llevan deberes a casa y practican para que los viernes el sonido de sus guitarras, bajo, piano, batería y voz estén tan bien ensamblados que formen un todo
Entro por la puerta del local de ensayo y me reciben los acordes de Sweet Home Alabama desde un bajo. Miro a un lado y a otro, pero allí, entre las cuatro paredes, sólo hay chicos de entre 18 y 20 años. Están hablando entre ellos, les digo que voy a hacer fotos, ellos siguen ensayando. De pronto, allí están, como resurgidos de otro tiempo y otro mundo, son los míticos The Ramones, lo que escucho es su gran éxito Green Day. Aquí no terminan las sorpresas. De la nada, como saltando con sus pantalones de cuadros escoceses Angus Young, el saltimbanqui guitarrista de AC/DC se cuela en el local, porque estos músicos entonan una versión de la banda de Rock.
¡Dios, qué lujo! Estos rockeros salmantinos que han logrado concentrar a los grandes del Rock entre las cuatro paredes de un local de ensayo son: Carlos, Alberto, Arturo, Antonio, José y María. Todos juntos conforman Disorders, una joven banda de Rock que dará su primer concierto el día 14 en el local Zhivago, en Crespo Rascón, a partir de las doce de la noche. Una hora muy rockera.
Los seis son universitarios en Salamanca. María estudia Derecho, Alberto, Medicina, Arturo y Antonio, Ingeniería Química, Carlos, Químicas y José, Ingeniería Informática. Algunos se conocen desde el colegio y otros han entrado a formar parte de la banda al conocerse en la facultad. Carlos, Alberto, Antonio y José son autodidactas, Arturo lleva involucrado en la música desde los 11 años, al igual que María que estudió piano, leguaje musical y canto. Y todos tienen una pasión común: El Rock&Roll.
Además de AC/DC, The Ramones, Queen o The Beatles, en su repertorio también están versionando a Oasis o Pignoise. Eso sí, dándole su toque personal a las canciones. Llegaron al Rock de mano de sus padres y para huir de la música electrónica. «Queríamos tocar con instrumentos reales y hacer música real», explican.
El Rock&Roll nació como una manera de expresarse y protestar. Les pregunto. ¿Qué sentido tiene ahora el Rock&Roll?
– El mismo. Continúa siendo una forma de expresarse, como contrapunto a lo comercial.
¿Qué estética vais a seguir la de The Beatles o AC/DC? Se ríen y señalan que ahora no es tan importante. «Queremos estar cómodos y bien en el escenario».
Ensayan un día a la semana durante dos horas, pero se llevan deberes a casa y practican para que los viernes el sonido de sus guitarras, bajo, piano, batería y voz estén tan bien ensamblados que formen un todo. Además, de tocar en sus casas y estudiarse las letras de las canciones, también se empapan los vídeos de sus bandas de Rock, para ver como se mueven encima del escenario.
Echan de menos que les echen una mano. «Todo lo pagamos nosotros, desde el local de ensayo, los instrumentos,… Vamos a participar en festivales y concursos porque así podremos mantener la banda. El dinero servirá para conservar el grupo y, algún día, grabar».
No se plantean dejar de estudiar. «Hay que tener la cabeza sobre los hombros. La música es importante, pero también tener una formación académica», concluyen.
La conversación ha transcurrido en un bar. Sobre la mesa hubo vasos con refrescos, agua y tazas de café. Desmitificando así el eslogan de: ‘Sexo, drogas y Rock&Roll’. Quiero saber qué opinan ellos de esta frase. Me dicen que nada de drogas, porque lo compensamos con el Rock&Roll. Los veo alejarse a todos juntos con sus guitarras a la espalda.