La cantante sevillana María Jiménez moría el pasado 7 de septiembre en su casa de Triana (Sevilla) a los 73 años de edad. Tras más de cinco décadas dedicada al mundo del espectáculo, la artista ha dejado una importante fortuna a su hijo Alejandro Jiménez.
De origen muy humilde, María Jiménez dejó su Sevilla natal a una edad muy temprana para trabajar como empleada doméstica para, posteriormente, subirse a los tablaos flamencos en Barcelona y Madrid.
Ya en la capital comenzó su carrera musical, que se prolongó durante casi 50 años durante los que grabó dieciocho álbumes. Además, durante su carrera también participó como actriz en diferentes series y películas.
Junto a todo el legado artístico que deja María Jiménez tras su muerte, también está la fortuna que recibirá su hijo y único heredero, Alejandro Jiménez. De esta manera, además de todas las ganancias económicas que generó durante su carrera, acumuló diferentes propiedades.
Entre ellas, destacan las tres viviendas que pasarán a ser propiedad de Alejandro: un ático en la Gran Vía madrileña, donde vivió un tiempo el propio hijo de la artista, un chalé que fue propiedad de María Jiménez y Pepe Sancho en la urbanización madrileña El Bosque, y que la cantante se quedó tras la separación entre ambos, y la casa de Chiclana (Cádiz) en la que solía vivir Jiménez en los últimos años.