Adiós, Héctor Ñaupari

Ha muerto el poeta peruano, uno de los asiduos al Encuentro de Poetas Iberoamericanos organizado por la Universidad
Héctor Ñaupari, poeta peruano. Fotografías. Santiago Salas Gambirazio
Héctor Ñaupari, poeta peruano. Fotografías. Santiago Salas Gambirazio

Héctor Ñaupari ha muerto. El poeta peruano venía cada octubre a Salamanca a regalar su don de palabra, sus nuevas creaciones y su sabiduría dentro del Encuentro de Poetas Iberoamericanos que organizaba la Universidad. Tenía 51 años y muchos versos a los que darle vida.
Nuestra última conversación fue el 25 de septiembre. Te invitaba a una fiesta. Nada hacía presagiar que ese día ya no estarías. No podías venir este año por motivos laborales. Llevábamos años teniendo conversaciones cara a cara en octubre.

Nuestra amistad comenzó en una cena, dónde se habló de poesía, de realismo mágico, de reggeatón, de tangos,… Reímos mucho. Ese día, hablando de La tía Julia y el escribidor, de tu admirado y amigo Mario Vargas Llosa, te dije que quería recorrer las calles de Lima por dónde transcurría la novela. Fue la primera vez que me invitaste a conocer tu ciudad. Desde entonces, cada año. Los encuentros contigo -con mesa y mantel, porque adorabas la comida salmantina-, eran enriquecedores, porque tú eras divertido, elocuente y pulcro a la hora de elegir las palabras precisas. «En la vida cada segundo cuenta. Cada día trae su propio afán», nos dijiste.

Adorabas Salamanca, caminar por sus calles, hacerte una fotografía en la Plaza Mayor. Te ocurrió con Salamanca como a Cervantes. “Salamanca que enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado”.

En tu caso, decías que Salamanca era eterna. «No cambia, mejora. Los años pasan por ella como por los mejores vinos. Desde que vine por primera vez, a estudiar, hace 22 años, la encuentro más bella. Ahora que el Encuentro de Poetas Iberoamericanos que organiza Alfredo Pérez Alencart cumple sus bodas de plata, era irresistible para mí venir y participar. En las diez ocasiones que he regresado dejo siempre algo de mi corazón y mi alma aquí. Como si nunca me hubiera ido. El mundo teme al tiempo, pero el tiempo teme a Salamanca. Por eso hay que hacer el viaje de vuelta, siempre, y sumergirse en sus piedras doradas, su fascinante historia y su siempre expectante futuro».

Nos queda tu poesía y el eco de tu voz profunda recitando tus enseñanzas. Para decirte adiós te tomo prestados los últimos versos del poema que le dedicas a Fray Luis de León:

(…)
Solo te ruego ser digno de sonreír en silencio otra vez,
De alcanzar a mi madre una cobija en estas noches ateridas,
De atar los cabos sueltos que deje abandonados
Y de transcurrir este último día
Como el único por el que vale la pena vivir.

3 comentarios en «Adiós, Héctor Ñaupari»

  1. Conocí a Héctor Ñaupari en una de esas cenas, lamenté no tener mas tiempo a su lado para poder disfrutar de su conversación. Se nos ha ido un magnifico poeta. Un abrazo para su familia desde Salamanca. DEP

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  2. Un abrazo con destino al cielo. Que envuelva el alma poeta de nuestro querido amigo Héctor. Un inagotable defensor de la libertad. Un bebedor de los versos finos, bien hilados y de profundidad de significado. Un amigo. Ahora un ángel en el cielo. Descanse en paz al lado del creador querido amigo. Salamanca y Perú te abrazan.

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