[dropcap]L[/dropcap]as familias que tienen hijos con necesidades educativas especiales se encuentran con muchas dificultades y poco apoyo.
Si bien, la legislación avala la integración, la realidad es muy distinta. La ley ordena, pero en los centros escolares no tienen los recursos ni personales ni materiales para apoyar esta tan deseada integración y normalización.
Las barreras no sólo son físicas, que también, en mucho casos son más de tipo burocrático y de apoyo educativo.
Si un niño tiene necesidades de apoyo por tener un retraso, hasta que se hace realidad, tiene que cumplir unos protocolos que en vez de ayudar a superar el problema, lo dilatan en el tiempo con lo que se hace poco eficaz.
Si la necesidad es más grave como es el caso de niños con síndrome de Down, autismo, sordos, ciegos, motrices, déficit de atención, trastornos de lenguaje, sin olvidar a los superdotados, el problema de cumplir con el apoyo necesario se acrecienta.
Los padres creen que al comenzar la edad escolar parte de la necesidad educativa especial se va a solucionar, pero descubren una realidad muy distinta. A los centros les faltan instalaciones y recursos y el profesorado no siempre está preparado para entender y atender esas necesidades, sufriendo los niños afectados, en algunas ocasiones, un rechazo y abandono.
Un aspecto muy importante es el social. Preparar y concienciar al resto de los compañeros y profesores, de un niño con necesidades educativas especiales, es complicado y difícil de conseguir, pero no imposible. Depende mucho del tipo de necesidad, en el caso de ciegos y motóricos es más sencillo, pero en otro tipo de necesidades como autismo, síndrome de Down, se hace más arduo.
La integración es cosa de todos. La sociedad entera tiene que apoyar. Es una obligación legal y moral.
Los padres y los hijos necesitan sentir que no están solos, que el apoyo es real. Para conseguirlo no basta con legislar, hay que actuar y dar. Ofrecer recursos personales, profesores preparados y profesores informados, ya que en secundaria muchos de ellos vienen de ramas que no son de la educación y se sienten perdidos ante la problemática de tener alumnos con necesidades educativas especiales y no saben cómo actuar.
En el tema de recursos materiales es imprescindible dotar de todo lo necesario para poder desarrollar los programas educativos con total normalidad, realizando las adaptaciones curriculares que cada niño necesite.
Los padres tienen que exigir que se ofrezca una calidad de enseñanza para sus hijos tanto los que tienen hijos con necesidades educativas, como los que no. De esta manera la educación resultará un éxito y no un fracaso como ocurre en la actualidad en muchos casos.