[dropcap]E[/dropcap]n mis años mozos sentí la llamada de la montaña y exploré, en solitario, la parte de la Sierra de Gredos que tiene a sus pies el pueblo de mis padres, Casavieja. Por entonces –estoy hablando de los años 60– no había la proliferación de caminos que hoy han hecho que pierda aquel encanto de semisalvaje
Recordé las enseñanzas de mi tío Santiago y de mi primo Julio: “cuando en la senda que sigues veas un cuenco de resina roto, te está indicando que allí nace una vereda que te llevará a una fuente. Quizás esté oculta por la hojarasca, pero un cuenco nuevo te indicará donde está. Límpiala y en unos minutos tendrás agua fresca y limpia”. No fallaba.
Decían en el pueblo que era un loco; que me iba a perder por aquellas agrestes alturas ¿Cómo iba ser posible, sabiendo manejar la brújula y disponiendo del mapa 1:50.000? Un vaquero que me vio un día desde lejos les dijo que no había cuidado, que fui derecho a una fuente, allá, cerca de las cumbres del Alcabarán. La recuerdo. No se podían sacar cinco piedrecillas de una vez por lo helada que manaba. Allí solía comer mi bocadillo.
Lo curioso es que en sus alrededores un día encontré un casquillo de bala de fusil. No era un cartucho de caza. No. Tenía en su culote grabado “MÉXICO”. ¿Cómo había llegado hasta las cumbres del Alcarabán y La Gamonosa?
Sólo se me ocurre una explicación: era de los maquis que señorearon aquella sierra en la segunda mitad de los años 40. Yo no voy a entrar en polémica sobre si eran guerrilleros o bandidos ¡Allá cada cual con sus ideas! Contaré escuetamente lo que a mi familia atañe.
El 12 de agosto de 1946 los maquis, acaudillados por un tal Javier, apresaron a mi tío Félix y a sus hijos Daniela y Pepe, niños entonces, en la finca La Marquesa, ribereña del río Tiétar. Pidieron a mi tía María una cantidad, a entregar inmediatamente, que no tenía y que fue recaudada por los vecinos de Casavieja. Creo que fueron 6.000 pesetas, suma enorme en aquellos tiempos. Muchas veces oí contar que tenía que llevarla hasta un mojón y colocarlo debajo de una piedra. Debía ir silbando aquel pasodoble, “Marcial, tú eres el más grande…”, pero de miedo que tenía –no llevaba el rescate completo– no podía y tuvo que tararearlo.
Pasaron una noche terrible, rezando a todos los Santos. Por fin, al día siguiente los vieron regresar, cansados y hambrientos, pero indemnes. ¡Fue un gran día de fiesta en Casavieja, porque muchos no esperaban volver a verlos vivos!
Todo esto me lo contaron. Mi hermana estaba allí y lo vivió. Lo que yo tengo como un inolvidable recuerdo de mi infancia es que mi tía María vino a Madrid a comprar una imagen de San Bartolomé, que está desde entonces en la iglesia de Casavieja. Cumplía así la promesa que hizo si su marido e hijos volvían a casa sanos y salvos. Mi madre y yo fuimos con ella a la tienda de objetos religiosos que estaba en la calle de La Paz, muy cerca de la Puerta del Sol.
Cuando yo iba en el coche de línea a Casavieja siempre había alguien que relataba, al llegar al bosque que atraviesa la antigua carretera, pasado Piedralaves, que allí se cometieron varios asaltos, desvalijamientos y raptos, y que fue testigo de luchas entre aquellos maquis y la Guardia Civil.
¡Años difíciles aquellos, que, gracias a Dios, pasaron!
9 comentarios en «Maquis»
GRACIAS EMILIANO POR ACERCARNOS Y RECORDANOS QUE NUESTRA VIDA ACTUAL ES MUY DIFERENTE.
¡Qué suerte tienes de haber vivido aventuras tan interesantes! Gracias por compartirlas y enseñarnos con tus maravillosas descripciones lugares mágicos.
Un abrazo.
Gracias a ti, querida Nati, por escucharme y enseñar con tu vida, a luchar y vencer los dolores de la vida. Tú, con tu ejemplo, nos das fuerza y vigor para seguir luchando
Un abrazo
Emiliano
Emiliano,hoy me has hecho re
recordar …Yo como Tú también
escuché historias ciertas de aquellos tiempos.Mi padre es
estuvo concentrado en zona
de montes de León,(el Teleno,
Molina Ferrera)..Dirigía Guardia Civil.También ahullaban los lob
os !!…Un abrazo.Hoy he vuelto
a ser niña.
Azucena, eres un encanto. Celebro que mis escritos te hagan feliz.
Un abrazo
Emiliano
Qué buenos recuerdos Emiliano. Hace años pasábamos el verano en una casa de campo en Torre, cerca de Ribadesella, en Asturias. La señora nos enseñaba el agujero que quedaba en la cuadra de un tiro que había pegado ahí el Bernabé, un conocido bandolero maquis.
Marcial tu eres el más grande…
Un abrazo,
Emilio
Siempre se ha dicho que en Asturias la actuación de los maquis fue más fuerte que en otros lugares. Al llegar la democracia se les ha mitificado mucho. No cabe duda de que tuvieron partidarios que les encubrían y que pensaban como ellos, pero, francamente, creo que el procedimiento, que era propio de aquella época, no era tan santo y limpio como ahora lo pintan. Lo que mi percibir de niño recuerda en los mayores es miedo a encontrarse con ellos, por las tropelías que cometían, generalmente en personas que vivían del campo y no tenían dinero, porque no lo había.
Un abrazo, Emilio.
Tío Emilio, me encantan tus ocurrencias….y mi papá subía la sierra contigo? memorias, qué lindas…:-)
Me alegra que te gusten, querida sobrina. No. Tu padre no me acompañó en esos recorridos por la Sierra de Gredos. El marchó para Brasil un 23 de abril de 1958 y mis aventuras campestres se iniciaron en 1960
Bss
Tu tío