– Buenos días, Emiliano.
– ¡Hombre! ¡Cuánto tiempo! ¿Qué es de tu vida?
– Pues nada. Estoy de vacaciones y te he traído una sorpresa.
– ¡Anda! ¡Pues muchas gracias! Pero dime… ¿dónde trabajas?
– Estoy en unos pozos petrolíferos, en Egipto…
– ¡En Egipto! ¿Y qué tal las Pirámides? Ja, ja, ja…
– Ja, ja, ja… ¡Pues siguen en su sitio! ¡No te las he podido traer, no!
– ¡Bueno, hombre! ¡Otra vez será! Cuéntame…
– Pues mira… Los pozos están en el Western Desert, también conocido como El Alamein… ¿Te suena el nombre?
– ¡Cómo no me va a sonar! Fue el escenario de la famosa batalla entre Rommel y Montgomery, donde comenzó el declive y retroceso del EJE en África…
-¡Así es! Pues allí estoy trabajando… Todavía se encuentran artefactos militares. Hay que tener cuidado al explorar, porque puede haber alguna mina aún activa…
– ¡No me digas! ¡Vaya peligro! Y además están los escorpiones ¿Noo?
– Sí. Pero eso no es lo peor. ¡A nadie se le ocurre levantar una piedra con la mano, que para eso está nuestro martillo… A fin de cuentas a esos bichos se les ve… Ya sabes que sus picotazos se producían generalmente al dormir sobre la arena, pues estos animalitos ¡pobrecitos ellos! buscan el calor y se acurrucan junto a uno. Y si te mueves y le aplastas es cuando reaccionan picándote. Pero en el campamento dormimos en camas para evitarlos.
– Y entonces… si no son las minas ni los escorpiones… ¿dónde está el peligro?
– En el desierto hay que poner mucho cuidado en donde pisas, porque están las víboras cornudas, que se entierran en la arena y sacan de ella sólo sus cuernecillos. ¡Si te muerde una, despídete de este mundo porque no hay antídoto!
– ¡Qué barbaridad (en realidad dije otra cosa)! Bueno, y ¿qué me traes en esa bolsa?
– ¡Pues mira! Un día iba yo con el coche por un camino en el desierto, cuando me entraron unas terribles ganas de … , bueno…, de eso. Así que paré y me fui detrás de unas dunas ¿Y sabes lo que había allí! ¡UN BOSQUE PETRIFICADO! Había un tronco de más de 30 metros de largo. ¡Te he traído estos fragmentos… ¡Y mira estas mandíbulas sin dientes, que deben ser de dinosaurios! ¿Noo? Aunque me extraña, porque en los mapas de la zona el terreno está dado como miocénico ¡A lo mejor descubro el Jurásico o el Cretácico en El Alamein!
– ¡A veer! ¡No! Esta mandíbula no es de un dinosaurio, sino de un cocodrilo. ¡Sí! De un cocodrilo de morro largo, un longirrostrino, un TOMISTOMA…
– ¿Un Tomistoma...?
– ¡Sí! Un gigantesco pescador que habitaba los deltas del Mioceno. Parecido a los actuales gaviales, pero mucho más grandes. Vivieron por todas las cuencas que hoy bordean el Mediterráneo. En Lisboa se encontró un gran cráneo de un Tomistoma lusitanica, especie creada por mi amigo el eminente paleontólogo Miguel Telles Antunes.
– ¡Pues me has hecho polvo, Emiliano! ¡Pensaba que había descubierto algo importante! ¡El Mesozoico de El Alamein!
– ¡Pues te quedas con las ganas, amigo mío! ¡Es mioceno, sin duda alguna! ¿Cómo has podido sacar esto de Egipto?
– Me arriesgué porque sabía que te iba a hacer mucha ilusión tenerlo en tu Sala de las Tortugas… Por cierto, estando en un hotel en El Cairo hablé con un arqueólogo escocés que recordaba haberla visto en el Claustro de la Universidad, cuando visitó Salamanca. ¡Le llamó mucho la atención…!
– Sí. ¡Es una pena que la quitasen de allí! Bueno, vamos a archivarlo en el Libro de Registro. ¡Mira! Les corresponden los números 14.141 a 14.150. Las vamos a colocar en esta vitrina, junto a este cráneo de gavial que me regaló José Antonio Valverde. ¡Sí! ¡El mismo, el fundador del Coto de Doñana!
– No esperaba menos de ti, Emiliano! ¡Venga un abrazo!
























7 comentarios en «Egipto»
Cada lunes nos abres un mundo Emiliano. Pero,..¿ y el nombre? Tomistoma, ¿ A qué es debido? ¿No tendrá nada que ver con tu capítulos pasado sobre Dantes y Tomantes?
Parece ser que Tomistoma tiene una etimología derivada del griego, viniendo a decir, más o menos, boca cortante, por la forma alargada de las mandíbulas del «falso gavial malayo» (Tomistoma schlegelii) que vive hoy en Malasia, Indonesia y Sumatra.
Buenos días,Emiliano.
Nada más empezar a leer y ver que la ocurrencia era sobre Egipto,despertó mi sueño,que de momento,sigue siendo eso…..Un Sueño,poder viajar a Egipto.
Me imaginaba que un Tomistoma sería una momia, entonces si que hoy mismo volaba a ver la Sala de las Tortugas.
Aunque se trate de un cocodrilo gigante, el descubrimiento sigue siendo interesante y que esté en tus manos,te hace ser un privilegiado.Pero seguro que se encontrará el «bichito»como si estuviera en su casa,porque está con muy «buena gente».
Un abrazo,Emiliano.
No vayas a pensar, querida amiga, que en la Sala de las Tortugas hay un cocodrilo gigante egipcio. El mejor ejemplar no es el que está fotografiado aquí. Es una gran mandíbula inferior, sin dientes. Más importante que el fósil, en sí mismo, es que está entre nosotros, en Salamanca.
Como cada semana,nos sorprendes.Gracias por tus aportaciones sabias.
Hasta la próxima con nueva sorpresa.Un abrazo sabio profesor.
Como siempre nos sorprendes,gracias por esas enseñanzas , Yo disfruto con ellas.
Con qué nos sorprenderás la próxima semana?…
Un abrazo.
Pues aún no lo he pensado, querida Azucena. Pero no te preocupes. ¡Algo se me ocurrirá! Y espero que te guste.