[dropcap]¡U[/dropcap]namuno! ¡Siempre Unamuno! Leí hace muchos años, no recuerdo en cuál de sus escritos, unos sencillos renglones que me hicieron pensar en lo fácil que es inspirar un relato. Hay momentos “en que no se le ocurre a uno nada”. Y sin embargo…
En aquellos párrafos magistrales Unamuno colocaba a su protagonista frente al mar. Llega una mujer a la playa; lleva un sobre en la mano. Lo abre y lee. Baja los brazos; sus hombros tiemblan. Arroja el papel al mar, con fuerza. Y se va, rápidamente y con la cabeza gacha.
Nada más. Y sin embargo , ¡nada menos!. ¡Cuántas cosas dice!
A partir de ahí puede uno imaginar y llenar folios y más folios. No una; pueden salir infinidad de novelas, de bolsillo, históricas, por entregas, teatrales, peliculeras, de humor, de terror y, por supuesto…, de amor.
Pero volvamos al mini relato de Unamuno, trayéndolo al día de hoy. ¡No es posible! Cuando escribía sus novelas D. Miguel procuraba ser intemporal e inurbano. La acción podía situarse en cualquier tiempo y lugar, rara vez trascendiendo en un sitio concreto.
Pero los renglones que tanto me impresionaron, los de la mujer en la playa, en estos tiempos no se pueden producir. No me imagino a los enamorados empleando hoy el poético correo, sino el inalámbrico sustituto electrónico, el «whatshap” (sinónimo de “mensajería insulsa”. Lo voy a llamar «guasapo»). O, simplemente, el teléfono móvil.
Rompiente, obra de Tito Jiménez.Si hoy viviese, Unamuno escribiría algo así: “llega una mujer a la solitaria playa. Abre el bolso y coge el móvil. Escucha. Se encoje de hombros y, con furia, tira el aparato al mar. Deprisa, pero sin correr, se marcha por donde vino”.
¿Veis? El microargumento es el mismo, pero ha perdido la intemporalidad al tener el dichoso e impertinente móvil, que tantas veces interrumpe conversaciones, ceremonias y momentos de intimidad o sueño. ¡Hasta en clase lo usan algunos alumnos!.
Pero no exageremos, que también puede ser motivo de inspiración. Por ejemplo: “Una mujer anda por la calle. Suena la musiquilla. Coloca el teléfono en la oreja. Pasados unos instantes, cae al suelo el bolso, luego el móvil y, a continuación, ella es quien se desploma. Corre el público a ayudarla”.
¿Veis que sencillo es tener una argumento para rellenar, como si de un esqueleto fósil se tratará? Lo difícil es la originalidad, que muchas veces es fruto de la personalidad y experiencia del autor, aunque ¡ay! no siempre.
De un, llamémosle, apunte de Unamuno pueden salir infinidad de continuaciones, más o menos extensas. Y más aún si les añadimos un detalle moderno, como un teléfono. O un mensajero, u otra mujer u hombre, o cambiando el paisaje… El problema no es el origen –¡está claro!– sino como continuarlo y como escribirlo. Y –pienso que así lo pensaba Unamuno— lo importante es el esqueleto y no la carne. ¡Como en Paleontología!
Y si meditamos un poco sobre el momento que estamos padeciendo, ¡qué fácil es escribir!; criticando, diciendo lo que se debería hacer, o lo que no se ha hecho, despotricando sobre lo que Fulano o Fulana, Mengano o Mengana, acaban de obrar o dictaminar. ¡Qué fácil, con lo malo que nos puede parecer todo! ¡Y más sencillo aún si el criticado es de la acera de enfrente (políticamente hablando, quiero decir)!
Muchas veces, cuando leo esos varapalos, me parece que ya los he visto antes. Es más, me parece que estoy leyendo a autores tiempo ha desaparecidos, que se han levantado de sus tumbas para escribir hoy: Pérez Galdós, Larra, Quevedo, Cervantes, e infinitos más. Desgraciadamente no todos tenemos hoy la agilísima pluma de Jaime Campmany o el finísimo pincel de Antonio Mingote…
¡Y es que la vida y sus circunstancias se repiten una y otra vez! ¡Y no aprendemos! ¡No aprendemos porque no leemos!
8 comentarios en «¡Siempre Unamuno!»
Pues sí, mucho han cambiado las circunstancias para la creación literaria, pero siempre es un placer leer tus «ocurrencias» llenas de ironía, sensibilidad, humor, ciencia, Historia. Te deseo una Feliz Navidad y que en el 2015 sigamos disfrutando de tu talento. Un fuerte abrazo
Muchas gracias, Armando. Lo mismo te deseo a ti y a tu entrañable familia. ¡Y que tú también sigas escribiendo y describiendo tan bellamente esos paisajes y lugares que tanto amas.
Saludos amigo. Me gustó siempre la informática, pero esto corre tan aprisa que nos pasa por encima, lo que domina y prima no es la informática, es el juego, es el juguete de la informática en forma de móvil. Quien podía pensar que apretando un botón podías mandar mensajes de voz. La única esperanza es reciclarse y consiguir una ventana interesante en este aparato. A mi no me va, pero no importa, mi tiempo ha pasado y hay que aceptarlo. Te deseo feliz año. Te llamaré para que me cuentes que es de tu familia. Un abrazo
Muchas gracias, José. Que tengas toda la felicidad que te mereces en estas fiestas y en el inmediato 2015, que ya se nos viene encima. Un abrazo.
Querido Emiliano:
Todas las semanas me sorprendes.Empiezo a leer tus ocurrencias y pienso que sé por «dónde van los tiros» pero según voy avanzando en la lectura empieza mi intriga porque no sé cómo vas a terminar.!!Me encanta!!!
Tengo que estar de acuerdo contigo en lo»cansino»que puede resultar un móvil.
Pero te diré que siempre que no olvidemos la lectura y la escritura,qué bonita es la cercanía inmediata de una llamada o un «guasapo» como tú lo llamas.
Aunque te desee Mucha Felicidad desde aquí, no quita que también lo haga por Whatshap.
Un abrazo muy cálido para estos días tan heladores.
Muchas gracias, querida amiga. Veo que percibes mi alma, que pongo al escribir. Mis opiniones sobre la tecnología se refieren a su abuso, que no es lo mismo que uso. El ordenador y el guasapo son herramientas maravillosas a las que debemos dominar. Nunca al revés.
Un abrazo muy fuerte en estas Fiestas, que te deseo llenas de felicidad.
Muy Bueno Tio Emilio, Es la Intoxicacion Digital de los mobiles. Artigo muy bueno. feliz 2015 y enhorabuena por lo que escribes. Saludos desde Brasil!
Muchas gracias, querido sobrino. Desde esta tierra española que vio nacer a tu padre, te envío mi abrazo más fuerte en esta Navidad, para mi tan solitaria y tranquila.