Rotary Club Salamanca comienza sus charlas coloquio para emprendedores poniendo a disposición de los profesionales de distintas ramas la experiencia real de personas que trabajan en sus gremios
He tenido la suerte de salir a trabajar fuera. Así comenzó Antonio González su charla coloquio organizada por el Rotary Club Salamanca en el colegio de Arquitectos.
Antonio González está trabajando actualmente en Omán, pero también lo ha hecho en Jamaica, México, Panamá o Kuwait, entre otros países. Durante más de una hora comentó su experiencia ante medio centenar de arquitectos y aparejadores. Les habló de los nuevos mercados y las nuevas oportunidades, de las posibilidades de expansión y de emprendimiento y de todo lo que ofrecen los mercados.
Paulino del Valle, presidente de Rotary Club Salamanca, durante la presentación de Antonio González.No escatimó al decir que «da miedo, que se pasa mal, sobre todo al principio, de qué lloras, pero es algo que nos ocurre a todos la primera vez que salimos. Siempre habrá un veterano que os eche una mano. Lo importante es ir con humildad y ganas de trabajar, porque no te regalan un euro de lo que te pagan».
González comentó que los nuevos mercados estaban en Oriente Medio, en China e, incluso, en Australia. «La mano de obra europea está muy valorada. Los españoles tenemos capacidad suficiente, incluso más que otros, por lo que no tenemos que amedrentarnos. Ahora están intentando entrar los coreanos y los chinos, pero el nivel técnico es inferior al de occidente. Esto es lo que debemos poner en valor para ganar dinero», puntualizó.
Con relación a los países de Latino América señaló que Panamá tenía una economía saneada y que también se estaba trabajando mucho y bien en Chile y Perú. «En estos dos países se están haciendo grandes infraestructuras en carreteras».
Las grandes empresas españolas
Habló, no sólo de las grandes empresas, animó a las pequeñas a introducirse en los mercados internacionales, «porque tienen su hueco. Quizá no para grandes obras, pero también se construyen casas para particulares».
Muy a su pesar, apuntó que las empresas españolas -OHL, FCC, ACS y Sacyr- «están quemando el mercado, por bajas temerarias, que luego tienen que modificar o reformar para sacar más dinero. Hay que ir con más humildad».
Comentó que para poder trabajar allí había que tener una calificación, que se tardaba en conseguir unos seis meses. «Una vez que la tienes puedes ofertar los proyectos». Para implantarse en el extranjero, algunos países, piden que haya un socio del país, que es el que pondrá la firma que servirá para importar materiales y solicitar las licencias para realizar la obra. «Los Gobiernos, si no tienes su reconocimiento, no te permiten abrir una sucursal. Una vez que lo consigues ya no necesitas un socio, aunque para algunas cuestiones aún se precisará de uno».
Adelantó que lo que le suelen exigir a los técnicos para el visado es la titulación, el certificado de penales y el reconocimiento médico, que suelen hacerlo ellos mismos. También quiso quitarle hierro al tema de Sanidad y Seguros, porque los trabajadores, al menos en Oriente Medio, «están muy protegidos».
La vivienda y los idiomas
Con relación a la vivienda, explicó que o bien te la pone la propia empresa o te dan un plus para que la alquiles. Acerca de los impuestos matizó que pagas en el país donde vas si hay convenio de doble imposición con España. «En Medio Oriente no se pagan impuestos».
También aconsejó un buen nivel de idioma en inglés, aún así los acentos harán que al principio la conversación sea cuanto menos extraña. «Pero, sin miedo, porque en un par de meses, el que haya estudiado inglés ya se puede manejar».
Y por último animó a los presentes a no tener miedo. «Si hay una oportunidad de salir, hacerlo, luego viene todo rodado».