Opinión

Pero… ¿quién capó al eunuco?

002 eunuco v copia[dropcap]L[/dropcap]os que me han oído explicar los tesoros de la SALA DE LAS TORTUGAS saben que hay una, que llamamos familiarmente el eunuco, que ha sido «masticada» por un depredador. Procede de las excavaciones que hicieron Luis Alonso Santiago y Luis Alonso Andrés en Corrales (Zamora), en 1994.

Además de las numerosas huellas de mordeduras, este ejemplar (STUS 14024), único en el mundo, muestra dos limpios arañazos laterales, producidos presuntamente por garras.

La descripción de esta tortuga, Neochelys aff. salmanticensis, está publicada en revistas especializadas. También se hizo un cartel digital, que os adjunto aquí.

¿Por qué le llamamos el eunuco? En primer lugar por su espectacular color negro en el momento de su hallazgo, que comenzó a perder casi inmediatamente y que, pese a la protección endurecedora que se aplicó, se ralentizó pero no detuvo. Hoy es grisáceo. Además, el último mordisco que recibió le arrancó la parte trasera del espaldar, marcándose en la herida, cicatrizada, los cuatro dientes delanteros del depredador. Debió llevarse, también, la cola y la pata izquierda, por tener el ilion desplazado. ¡Que le dejó cojo e inhábil sexual, es decir, lo capó!

La historia que nos cuenta este maravilloso fósil es que un buen día, hace unos 42 millones de años, un hambriento cocodrilo decidió cazar una tortuga que pasaba por allá. Nadó detrás de ella hasta que la atrapó entre sus poderosas fauces. Pero era muy dura, por ser un pelomedúsido (Neochelys) y no un caretoquélido (Allaeochelys).

Este cocodrilo sabía que podía romperla si la mordía en la parte trasera. Y permitió que fuese saliendo de su boca poco a poco, mientras la sujetaba lateralmente con las garras. Hasta que logró su objetivo.

Pese a las heridas y amputaciones. la tortuga no murió, como lo demuestra que todo está cicatrizado.

Vayamos ahora con el hambriento depredador que la lisió. En la mitad del Eoceno medio nadaban en los ríos, hoy zamoranos, al menos dos grandes cocodrilos: Diplocynodon y Asiatosuchus. Una diferencia entre ambos está en sus dientes, cónicos puntiagudos en el primero y de punta redondeada, trituradora, en el otro. Un tercer tipo de dientes, con dos pequeñas sierras, pertenecían a Iberosuchus, otro cocodrilo que se ha demostrado era terrestre y, sin duda, el «rey de la selva» en aquel remoto pasado. Se acercaba al río sólo para beber.

Los dientes que mordieron al «eunuco» no eran puntiagudos, por lo que se dedujo que se trataba de un Asiatosuchus, cocodrilo que no diferiría mucho, en su aspecto general, del de sus parientes actuales del río Nilo.

Pero hace unos días, Santiago Martín de Jesús ha puesto una objeción a esta hipótesis: las patas delanteras de los cocodrilos nadadores NO ESTÁN PROGRAMADAS PARA SUJETAR LO QUE ESTÁN COMIENDO. SON MUY CORTAS. Quien arañó lateralmente con sus garras al «eunuco» no fue ni un Diplocynodon ni un Asiatosuchus. Por otra parte no existían, por entonces, mamíferos cazadores de gran tamaño.

El único depredador posible que nos queda es el cocodrilo terrestre, Iberosuchus.

Y se me ocurre que un individuo de este género, que por su edad ya no cazaba ni podía competir por la carroña, un viejo con los dientes despuntados, se acercaría al río para atrapar alguna tortuga que se estaría oreando tranquilamente, como lo hacen actualmente los pelomedúsidos en las playas fluviales de Sudamérica y África central. Cogería alguna con las manos y, sentado o agazapado, lo roería hasta lisiarlo. Probablemente repetiría la operación hasta saciarse.

Evidentemente, hoy no puede verse nada parecido, dado que los cocodrilos terrestres desaparecieron hace unos 35 millones de años.

¿Os gusta esta hipótesis? Pues no hubiese sido posible hacerla si el ejemplar STUS 14024, el «eunuco», no estuviese en un museo. Para eso son, además de para distraer y enseñar a los niños. Los museos deben ser DEPOSITARIOS DE INFORMACIÓN E INVESTIGACIÓN para el futuro.

 

Un Iberosuchus, muy viejo, arranca la parte trasera a un Neochelys (borradores rápidos de E. Jiménez).

Un Iberosuchus, muy viejo, arranca la parte trasera a un Neochelys (borradores rápidos de E. Jiménez).
Un Iberosuchus, muy viejo, arranca la parte trasera a un Neochelys (borradores rápidos de E. Jiménez).

5 comentarios en «Pero… ¿quién capó al eunuco?»

  1. Preciosa la historia de Iberosuchus. Te animo a seguir escribiendo. Se te da fenomenal. Y, además, encima, divulgas la Paleontología.

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  2. Gracias Miguel Ángel por los ánimos que me das. Tú también podrías contar muchas anécdotas de tu quehacer en la Paleo. ¿Por qué no lo haces? Escribe. Escribe, querido amigo, aunque sea sólo para ti y los tuyos. Lo que se escribe es siempre un trozo del alma que los demás pueden compartir.
    Un abrazo muy fuerte y ¡¡¡FELIZ 2015!!!

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  3. Buenos Días Emiliano!!!!!!!!!!!
    En primer lugar, FELIZ 2015.
    Te diré que de esta última ocurrencia del año, me voy a quedar con una lectura. Siempre han habido y habrá «luchadores».
    La valiente tortuga que a pesar de quedar lisiada por un depredaor, continuó viva y luchando hasta el final de sus días.
    Esta luchadora me recuerda a tantas y tantas personas que he conocido y sigo conociendo día a día.
    Muchas Gracias Emiliano, sigue luchando por hacernos sonreir con tus OCURRENCIAS.
    UN ABRAZO.

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  4. Muchas gracias, querida amiga. Y que 2015 sea para ti también un año de esperanzas cumplidas. Yo también estoy conociendo cada día personas «de oro», de esas que rascas un poco su piel y no son de barro. ¡No! Resplandecen con su brillo. ¡Luego puede venir el sapo y las mata «porque brillan»!. Pero luchan y luchan por hacer felices a todos cuantos les rodean sin importarles las penalidades.
    Un fuerte abrazo
    Emiliano

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  5. ¡ Muy bien Emiliano ! Como siempre me gustó lo que escribiste este nuevo año. Sigue amenizándonos y leyendo mucho, todo está en los libros y no nos va a dar tiempo de leer todo lo que escribieron Galdós, Teresa de Ávila o Emilia Pardo Bazán, está última me parece genial y te la recomiendo.

    Un abrazo Toña

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