La Corporación municipal aprobó por unanimidad en abril de 1987 pedir oficialmente al Gobierno de España la Capitalidad Cultural Europea y entrar como miembro de pleno derecho en la Fundación Salamanca, institución creada por la Diputación y la Universidad para potenciar la ciudad y la provincia, y que aportó un soplo de aire fresco a Salamanca. Por rencillas y envidias, propias de sociedades pequeñas, fracasó sin que se la dejara crecer, sin darle la oportunidad de demostrar sus muchos proyectos.
Las tres instituciones estaban empeñadas en conseguir para Salamanca la denominación de Capitalidad Cultural. Salamanca se ofrecía de mediadora entre la vieja Europa y la joven América. La candidatura de Salamanca llegó al Parlamento Europeo en mayo de 1987 de la mano de Enric Saby, presidente de la delegación socialista francesa en ese foro. Saby visitó Salamanca y le enseñé la ciudad. Venía acompañado del eurodiputado salmantino José Miguel Bueno. Días más tardes, Javier Solana, ministro de Cultura, me recibió para hacerle entrega de la petición oficial del Ayuntamiento.
Después del primer fracaso vino el segundo. Santiago de Compostela celebraba en el 2000 su Año Compostelano por antonomasia. Su alcalde, el socialista Xerardo Estévez, amigo mío, jugó una baza que le salió bien. Era diputado en las Cortes Generales de Madrid y se veía con frecuencia con Felipe González. Planteó al presidente del Gobierno sus pretensiones y tuvo como respuesta un sí claro.
Xerardo compartía con Manuel Fraga despacho en el palacio de la Plaza del Obradoiro, solamente una pared separaba el lugar de trabajo del presidente de la Xunta del despacho del alcalde de Santiago.
Todos los días se saludaban al ir a trabajar, y el regidor, después de conseguido el respaldo de Felipe, pidió a don Manuel que hiciera lo mismo, que fueran de la mano Gobierno y oposición. Fraga asintió a la propuesta, y PSOE y PP apoyaron conjuntamente la Capitalidad Europea de Santiago para el mítico cambio de milenio. Santiago fue elegida por las autoridades europeas, y Salamanca se quedó otra vez compuesta y sin novio. Nadie del Gobierno tuvo la delicadeza de comunicarnos que habíamos quedado fuera, ni una llamada de teléfono, ni siquiera la consabida palmadita en la espalda con la frase hecha “otra vez será”. Desconsolados seguimos apostando por una nueva candidatura para años posteriores. Pero ya fueron otros los que lograron la denominación.
2 comentarios en «La Corporación a favor de la Capitalidad Europea»
jajajaja relato propio del socialismo envidioso y cercenador de la historia a su antojo. Cuente, cuente la historia hasta el final y que sucedió en Salamanca en el 2002, por qué, por quien y que supuso para Salamanca. o que pasa que tendría que hablar de Lanzarote, de Esperanza Aguirre y otra serie de gente que no le gusta. No tienen ustedes límite, siempre del lado de la confrontación.
En Salamanca la palabra capitalidad europea está unida 100% a Lanzarote. Fue quien la trajo, la desarrolló y el que impulsó la ultima gran inversión en infraestructuras esta ciudad, desde entonces todo ruina y una falta de talento alarmante. Y con esto no quiero desmerecer el mérito del Sr. Málaga, que fue un buen alcalde, pero en esto no hay color. Decir lo de ya fueron otros los que consiguieron, da a entender este episodio sin mucho interés que se cuenta fue determinante para el éxito de ser capitalidad a posteriori, y para nada , no tuvo nada que ver. Simplemente nos habla de algo que el no fue capaz de conseguir como alcalde y que si lo consiguió otro alcalde con un magnifico trabajo.