Estrenamos nuestra gestión con la inauguración del Museo de la Ciudad en la recién restaurada Torre del Clavero, monumento del siglo XV, donado al municipio en 1943 por el entonces marqués de Santa Marta, Alfonso Pérez Guzmán. Las obras de restauración y la instalación del museo fueron supervisadas durante el año 1979 por el archivero municipal, nombrado por nosotros cronista de la ciudad, Salvador Llopis. Se rescataba este torreón de un abandono de 36 años. El museo ocupó las cinco plantas de la torre.
Llopis escogió las piezas que debían de exponerse con esmero: viejas placas con el nombre de las calles, el último farol de aceite que alumbró en la Plaza Mayor, la maqueta de la fachada del Ayuntamiento que realizó Andrés García de Quiñones – cuando llegué a la alcaldía estaba colocada junto a una pared de mi despacho – blasones de las diferentes casas nobiliarias de la ciudad, una colección de cerámica mozárabe realizada en Salamanca durante el siglo XVII, hallada en una excavación del barrio del Conejal, y el plano más antiguo conservado de Salamanca.
Llamaban la atención los útiles de Wellington, entre los que destacaban su brocha de afeitar y la taza de té; los distintos pendones usados por la municipalidad, rojo carmesí y morado; el legado que Bretón dejó a sus convecinos y, por supuesto, planos interesantísimos de los distintos planes de urbanismo.
Calzas, sombreros, gorras y polainas del uniforme de los porteros y maceros del Ayuntamiento estrenados con motivo de la visita del rey Alfonso XII a la ciudad en 1877, el primer cartel de las Ferias de septiembre que se conservaba en el Consistorio, bandos, censos de población, bombo para el sorteo de los mozos, la espada de Julián Sánchez “El Charro”, y los proyectos que sobre la ciudad hizo Víctor D´ors, eran otras tantas cosas curiosas que se podían ver en el primer museo que el Ayuntamiento de Salamanca tuvo a lo largo de su historia.
La aceptación fue impensable. En tan solo nueve meses, en 1984, visitaron el museo 4.500 personas, sobre todo salmantinos que querían conocer mejor su brillante pasado.