“Franco fue el responsable de la muerte de Unamuno”

Carlos Sá Mayoral, autor de 'Miguel de Unamuno: ¿Muerte natural o crimen de Estado?, junto a la estatua de don Miguel.

Este 31 de diciembre se cumplen 87 años de la muerte de Unamuno. Las sospechas, intrigas y confabulaciones que hay alrededor de la muerte de don Miguel siguen despertando curiosidad. Durante una larga conversación hablamos con el escritor Carlos Sá Mayoral, autor de: Miguel de Unamuno ¿Muerte natural o crimen de Estado? Henry Miller y Francisco Franco en la desaparición del escritor, y volvemos a vivir los últimos momentos del escritor y lo que se urdió contra él.

Unamuno describía a Franco como ‘el pobre general’. ¿Cómo cree que le sentaba?
En 1936 no se sabía que Franco iba a ganar la Guerra y que iba a ser dictador casi 40 años. Unamuno distingue entre la franqueza de Franco y la molienda de Mola. Él tenía cierta admiración por Franco, no me digas el motivo. Creo que Franco, que era un auténtico psicópata, no le afectaba tanto que Unamuno le tratase algo peyorativamente, lo que le preocupaba es que Unamuno siguiera intentando decir fuera de España lo que estaba ocurriendo: la represión.

¿Qué era lo más grave?
Qué Unamuno estuviera diciendo que en esta España son unos salvajes.

¿Escribir ciertas cartas en el 36 era firmar tu sentencia de muerte?
Unamuno escribe a su amigo Quintín de la Torre que es un falangista, escultor de Santander, y estas cartas tienen vuelta. Pero, cuando a Unamuno se le ocurre hacer una ofensiva epistolar –empieza a escribir a todas partes para decir qué está pasando en España- a finales de noviembre, principios de diciembre de 1936, todas esas cartas fueron confiscadas por el SIM –Servicio de Información Militar- y acabaron en manos privadas, en manos de librero de viejo, y he podido hacer un seguimiento de las cartas y sus sobres.

¿Consiguió alguna?
Sí, la carta que escribió Unamuno a Henry Miller denunciando su situación, la de España y pidiendo que se supiera esa fuera de España. Además, mostrando su deseo de querer salir de aquí en algún momento.

¿Tienen un plan de fuga?
No. Tampoco se especifica cuál sería el momento. Unamuno dice que está mal y que tienen orden de matarle, si quiere escapar. Es una de las cartas que confisca el SIM y es merecedora de un informe que eleva el jefe del SIM, Salvador Múgica, al general jefe de operaciones, Francisco Franco, empleando en ese momento el cargo menos conocido, quizá porque esta operación es complicada para Franco. Estamos hablando de Unamuno, el intelectual más famoso en aquel momento en España, a nivel nacional e internacional.

¿Qué dice el informe?
Más o menos que tiene el honor de enviarle una nueva carta, con esto se deduce que a Unamuno ya le habían confiscado más cartas enviadas a Henry Miller, que reside en Paris, en la que además de hablar con injurias de nuestra causa, muestra el deseo de querer ir al extranjero. La carta está subrayada por agentes del SIM y por el propio Unamuno.

¿Qué subraya cada uno?
Unamuno palabras que quiere resaltar y lo hace con la misma pluma. Los agentes del SIM lo hacen con lápiz rojo. Las frases están relacionadas con el deseo del escritor de querer huir. El tipo del SIM no subraya que tienen orden de matarme.

¿Por qué?
Porque evidentemente no les llama la atención. Por lo que la orden ya estaba dada.

¿Quién puede dar esa orden en ese momento?
Franco. No me cabe la menor duda.

¿Cree que no lo ejecutaron para no tener otro Lorca?
Lorca fue un escándalo, porque muere en unas circunstancias tremendas. En el caso de Lorca, Franco no participa, porque en agosto no era el jefe de todo, en esa zona el jefe de operaciones Sur era Queipo de Llano, a él hay que atribuirle la responsabilidad final de la muerte de Lorca.

Unamuno era mucho más conocido que Lorca en 1936.
Efectivamente, no podían actuar como lo hicieron con Lorca, que ya fue un escándalo internacional. El franquismo no se podía permitir otro. La muerte de Unamuno coincide con que el jefe del Estado reside en Salamanca, hablamos de Franco, que hace un seguimiento de Unamuno desde el 12 de octubre.

Carlos Sá Mayoral, autor de ‘Miguel de Unamuno: ¿Muerte natural o crimen de Estado?, junto a la estatua de don Miguel.

¿Por qué cree que Unamuno representa a Franco ese 12 de octubre en el Paraninfo de la Universidad?
En la carta que le envía a Henry Miller hay una aportación novedosa. Unamuno expresa una conversación privada con Franco, en la que de alguna manera critica la situación –esta entrevista está referenciada en un libro de memorias de Francisco Franco Salgado Araujo, primo del dictador-. En ese momento, casi seguro que Franco percibe que Unamuno no estaba por la causa nacional, por las tropelías que estaba viendo. Entiendo que Franco lo que hace es ofrecerle a Unamuno que lo represente ese día, que por cierto era muy importante para Franco, porque era la puesta de largo de su España Nacional ante el mundo. Con todo eso, Franco renuncia a estar presente en esa nueva España en la que él es jefe de Estado desde hacía pocos días y le otorga a Unamuno esa potestad. Seguro que con el fin de adularle y recuperarle para la causa nacional.

Quizá Unamuno aceptó por vanidad.
No lo sé. Lo que sí es cierto es que acepta, pero no sale como pensaba Franco que iban a salir. Unamuno pide perdón por haberse apuntado al golpe de Estado, porque no es un golpe republicano para remediar ciertas derivas agresivas del Frente Popular. Unamuno hace ese rapapolvo público con su: ‘vencer no es convencer’. Se atreve a decir lo que él cree que es la verdad.

¿Qué es?
Que estos salvajes no querían convencer, quería vencer y aplastar al enemigo.

Ese 12 de octubre de 1936 se escribió la sentencia de muerte de Unamuno.
Hay un documento custodiado en el Archivo Militar de Ávila, donde se puede leer que Franco llama personalmente al jefe del SIM y le dice que se presente en Salamanca, en su cuartel general.

¿Para qué lo llama?
Eso me pregunto yo. El día que el mayor intelectual de España, el que más proyección internacional tiene, mucho más que el propio Franco que llevaba unos días en el Gobierno. Al que se conoce en España es a Unamuno, que ese día se le ocurre echar exabruptos contra la causa nacional, que generan un problema grave, porque los abucheos son tremendos. De hecho, los testigos presenciales hablan de que casi se atenta físicamente contra Unamuno, que lo salva Carmen Polo, mujer de Franco. Con todo eso, Franco llama al jefe del SIM, ¿para qué? ¿Para hablar de fútbol?

No creo.
Yo tampoco. Desde mi punto de vista, llamas al Servicio de Información Militar –SIM- para hablar de lo que ha ocurrido en el Paraninfo. Ese mismo día Unamuno ya empieza a tener vigilancia. Imaginamos que el SIM intervino su teléfono, correspondencia, visitas,… Hay cartas destinadas al extranjero que nunca llegan a destino, como la de Miller donde el propio Unamuno le dice que quiere huir, eso fue el 20 de diciembre, y el escritor muere el 31.

Mucha casualidad.
Todo hay que tenerlo en cuenta para llegar a la muerte tan extraña que tiene don Miguel ese último día de 1936.

Carlos Sá Mayoral, en la Plaza Mayor.

La causa de la muerte es muy extraña sin hacer autopsia.
El doctor Adolfo Núñez fue el que certificó la muerte de Unamuno. El doctor podía haber consignado una muerte más ‘normal’, como podía ser un infarto, debido a un acaloramiento, pero señaló que fue por hemorragia bulbar, una muerte que estadísticamente es muy poco frecuente. Me gustaría recalcar que, a pesar de que el doctor fue represaliado y haber podido tener que hacer un certificado médico obligado por los golpistas para evitar represalias contra él y su familia, tuvo el valor de establecer una causa de muerte compleja que hubiera requerido autopsia con el fin, seguramente, de dejar un mensaje para la posteridad sobre la posibilidad de que se hubiera cometido un crimen. No lo digo solo yo, también Menchón y Jambrina en su libro: La doble muertes de Unamuno. Es un mensaje valiente.

¿Por qué eligieron a Adolfo Núñez?
Porque era amigo de Unamuno. Además, estaba en la cuerda floja. No solo era su vida, era también la de su familia la que corría peligro. Tenía que aquilatar la situación. En ningún caso es una deshonra para él tener que adherirse al movimiento bajo presión. Lo que era evidente es que pesaba sobre él una multa de 75.000 pesetas de la época. El informe dice que hizo efectivo, no que pagó en efectivo. Puedo sospechar que se le condonó parte de la deuda, pero es una especulación.

¿Era reconocido en Salamanca?
Sí, mucho. Su casa era el edificio donde está la farmacia de la plaza del Liceo.

¿Por qué no ha hecho una necropsia a Unamuno?
No está en mi mano.

¿En aquella época se habló de que Unamuno pudo tener una muerte rara?
Sí. Hubo periódicos republicanos que no se creyeron la versión oficial, pero se olvida en el tiempo.

Había una Guerra Civil.
Sí.

¿Cuándo se retoma la idea de que Unamuno pudo ser asesinado?
En 1959, de la mano de Margaret Rudd, escritora americana. Ella asegura que los franquistas quieren acaparar la memoria de Unamuno diciendo que era de ellos, cuando jamás fue fascista. Además, dice que los soldados de Franco matan a Salvador Vila, que es como decir que Franco mató al que era rector de la Universidad de Granada en 1936, que estaba en Salamanca cuando se produjo el golpe de Estado. La escritora se pregunta en el libro: ¿Qué misión vino a hacer Bartolomé Aragón el 31 de diciembre a casa de Unamuno? Eso ya plantea una sospecha importante que molestó en su momento y sigue haciéndolo.

¿Por qué?
Porque al parecer es una intrigante por dejar caer que Unamuno fue asesinado.

¿Quién podía dar la orden de matar a Unamuno?
El jefe del Estado. Franco es el último responsable. Rudd escribe el libro en 1959, nunca se tradujo al castellano. Ese año el presidente Eisenhower viene a darle un ‘abracito’ a Franco y se instalan las bases militares en nuestro país. Estado Unidos tiene algunos lapsus para defender la Democracia.

Carlos Sá Mayoral, en la Casa Museo Unamuno.

Ha pasado casi 90 años de la muerte de Unamuno, incluso en Estados Unidos se hubieran desclasificado estos documentos.
Por desgracia, en España los documentos oficiales han sido hurtados de los archivos y han aparecido en casas particulares. De hecho, documentos que he conseguido yo, que he donado al archivo Militar de Ávila, han estado en manos de particulares. Probablemente, en el caso de Unamuno, los documentos hayan estado en manos de Franco, tanto la carta de Henry Miller, como el informe que le compromete.

¿Se conocerá alguna vez la verdadera causa de la muerte de Unamuno?
Es difícil que en una necropsia se pueda saber. Es un tema delicado.

¿Quién le dice a Franco que Unamuno ha muerto?
Tenemos el momento exacto. Está referenciado en un libro de Jiménez Caballero, Memorias de un dictador. Él está en el despacho de Franco ese 31 de diciembre de 1936 instalando un micrófono para que Franco pueda radiar su primer discurso de despedida de año. De repente, entró un ayudante y le dice algo a Franco. Por lo visto, Franco comenta entre los que están junto a él que Unamuno había entrado en agonía y termina diciendo que se le informe de lo de Unamuno.

¿Tenía tanto interés?
Es curioso, porque no fue ni al velatorio, ni al entierro. No fueron ni él, ni nadie de su Estado Mayor. ¿Qué interés tenía? Parece más que le dijeron que ya estaba hecho lo que habían encargado hacerle a Unamuno.

¿No le extraña que no estuviera en un acto tan religioso?
Es extrañísimo por varias circunstancias. Unamuno había representado a Franco el 12 de octubre de 1936. Era el intelectual más importante de España. ¿Cómo es posible que no acuda al velatorio y al funeral? Sobre todo mostrando tanto interés.

¿Franco envió alguna nota de pésame?
No. Él recibe la noticia de la muerte de Unamuno, porque él tiene interés, no en la salud de Unamuno, sino en su muerte.

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