Alquilar una habitación en piso compartido en Salamanca, por las nubes

Alquilar una habitación en un piso compartido nunca fue un chollo en Salamanca, ni para los estudiantes ni como alternativa para los trabajadores que se han visto obligados a hacerlo ante la imposibilidad de hacer frente al alquiler de un piso para llevar una vida mínimamente digna.

Y eso a pesar de que el último año fue la ciudad donde más bajaron los precios (un 4,6), según un estudio de Fotocasa en el que se incluye la mayoría de los municipios más representativos del país.

El precio medio de una habitación en un piso compartido en la ciudad del Tormes se situó en 259 euros a fecha de diciembre de 2023, tras el pico 295 euros de agosto de 2022.

Esta tendencia contrasta con los aumentos generalizados en el resto de España, porque, además de Salamanca, solo bajaron los precios en Zaragoza (un 2,6 por ciento) y en Granada (un 0,5 por ciento).

Salamanca es una de las pocas ciudades significativas donde se puede alquilar una habitación por menos de 300 euros (de media), muy lejos de Barcelona capital (614 euros al mes), Bilbao (564 euros) y Madrid (562 euros).

En los últimos ocho años, el alquiler de una habitación en un piso compartido se ha encarecido un 76% de media en España, subida que en Castilla y León fue del 28,6% desde 2015, al pasar de 211 euros a los 272 de diciembre de 2023, según el estudio de Fotocasa.

“Año tras año el precio del alquiler se encarece y a través de él, el coste de compartir vivienda. El precio de los pisos compartidos ha aumentado incluso 3 décimas más (6%) que una vivienda entera (5,7%), debido a que la demanda de arrendamiento se está dirigiendo hacia la búsqueda de pisos compartidos como única solución habitacional hacia la emancipación al permitir repartir gastos. Mientras la demanda de pisos compartidos ha aumentado en 14 puntos en un año, el precio ha llegado a sobrepasar los registros máximos históricos, y por ello, el nivel de sobrecrecimiento está siendo muy significativo. Tanto que, un gran volumen de demandantes de alquiler no puede permitirse acceder a una vivienda entera y por ello se ve obligada a compartir piso. La vivienda compartida es una de las vías más utilizadas por las clases sociales más vulnerables y por los jóvenes, ya que permite que el esfuerzo salarial dedicado a pagar la vivienda no sea tan abultado”, explica María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.