Archivos

Un grupo selecto de personas nombradas por el Gobierno de Franco llenaban de material incautado camiones que trasladaban documentos y todo cuanto podía interesar a los rebeldes a Salamanca para la represión del enemigo.
La sede del Archivo, en la calle Gibraltar.

Quién iba a imaginar que un archivo iba a ser la manzana de la discordia en la Salamanca democrática. Una infraestructura cultural desconocida para la gran mayoría de los charros se hizo protagonista de los informativos nacionales y extranjeros. Millones de titulares llenaron durante años los periódicos, las televisiones, las emisoras de radio y, más modernamente, los periódicos digitales. Todos hablaban y no paraban del archivo de San Ambrosio como si fuera el tesoro más importante de la ciudad y de España.

María José y yo estábamos en Barcelona celebrando las bodas de plata de nuestros amigos María Riesco e Ignacio Forteza. Mi hermana Maribel me localizó por teléfono, entonces no había móviles, para comunicarme que se había montado un revuelo en Salamanca a causa de un archivo y me recomendaba volver cuanto antes. No entendí el mensaje, me parecía extraña la información e incluso creí que exageraba.

 ¿Indignación por un archivo?

Ignorancia la mía. El Consejo de Ministros de Felipe González había acordado trasladar los fondos del archivo de la Guerra Civil a Cataluña. La medida la habían tomado sin consultar con nadie en Salamanca, ni con el Ayuntamiento ni con el Partido Socialista salmantino.

De vuelta a la ciudad pude comprobar que lo que mi hermana me había comunicado se quedaba corto. La derecha política y mediática comenzaron a mover el asunto, y en muy pocas jornadas el incendio era total.

El meollo del asunto entraba de lleno en las heridas producidas en las dos Españas durante la Guerra Civil y en la larga postguerra. El archivo se había formado con el material robado e incautado en las sedes de partidos políticos, sindicatos, logias masónicas, club rotarios y en las casas de los miles de represaliados. Un grupo selecto de personas nombradas por el Gobierno de Franco llenaban de material incautado camiones que trasladaban documentos, libros, cartas, fotografías, carteles, muebles, películas y todo cuanto podía interesar a los rebeldes a Salamanca para la represión del enemigo. En nuestra capital utilizaron, en un primer momento, la Clerecía y el noviciado de los Jesuitas como lugares de depósito, pero al poco tiempo se hicieron con la sede del Patronato de San Ambrosio, en el antiguo hospicio de Salamanca.

1 comentario en «Archivos»

  1. Robadas o abandonadas??? Muchas fueron quemadas antes de abandonarlas. En cualquier caso da igual lo cierto es que se destrozó un archivo por contentar a los insaciables separatas, ahora le darán cuarto y mitad de España y lo que quede le tendremos que pagar los gastos y la fiesta. Seguirán con pasaporte español y DNI en la UE diciendo España nos roba

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