En el gobierno de Zapatero se enfocó el problema como debía haberse hecho desde un principio. Se llevó al parlamento, se aprobó una ley con el voto afirmativo de la mayoría de los partidos menos el PP, y con la ley aprobada se puso en funcionamiento un patronato que era el facultado para conceder o negar la salida de los papeles solicitados por Cataluña u otras comunidades.
El PP reaccionó furibundamente contra la ley. Se convocaron manifestaciones por doquier, siendo la mayor la de Salamanca. Más de un centenar de autobuses de toda España, centenares de coches con militantes y simpatizantes del PP, especialmente de Castilla y León, llenaron las calles de la ciudad pidiendo que los papeles del archivo no se movieran de Salamanca. Un ataúd con mi cadáver era portado por jóvenes de Nuevas Generaciones, haciendo referencia a mi promesa de que los papeles los defendería hasta la muerte.
Cuando una ley es aprobada por el Congreso de los Diputados tiene que ser obedecida y acatada por los demócratas, nos guste o no. La prueba la tenemos en la doctrina Parot, que fue derogada en cuanto a su aplicación retroactiva por el Tribunal de Estrasburgo y el Gobierno del Partido Popular ha tenido que aplicar la sentencia aunque no le gustaba.
Las cosas se enredan sin que se quiera. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero me nombró subdelegado del Gobierno en Salamanca en 2004 y fue a mí al que le tocó lidiar con la salida de los papeles. El patronato, en el que estaba el Ayuntamiento de Salamanca y la Consejería de Cultura de la Junta de Castilla y León, ambos del PP, dictaminó la salida de varios legajos rumbo a Cataluña. El lío estaba montado. El colectivo conservador político, social, económico y mediático se movilizó hasta el extremo. Algunos periódicos sumaban en una semana más de un centenar de páginas dedicadas en exclusiva a este tema. Planeaban impedir la salida con manifestaciones y violencia.
El delegado del Gobierno, Miguel Alejo, se trasladó desde Valladolid para dirigir la operación, y el director general del Libro, Rogelio Blanco, hizo lo propio desde Madrid para dar la pertinente autorización del Ministerio de Cultura. El comisario de la Policía Nacional, el teniente coronel de la Guardia Civil y el subdelegado completábamos el operativo que funcionó desde la Subdelegación de Gobierno en Salamanca.
Decidimos que los camiones llegaran de madrugada para que empezaran a cargar al amanecer. La mayoría de los que pensaban manifestarse dejaron un retén para avisarse por móviles en el caso de que empezara la operación. Tenían que impedir la llegada de los papeles hasta el camión de transporte, para ello Julián Lanzarote emitió un bando prohibiendo el estacionamiento en las proximidades del Archivo de San Ambrosio.
Desplegamos la Policía Nacional en la ciudad y la Guardia Civil en el trayecto de Salamanca a Madrid. Con carretillas, dos ordenanzas del Ministerio de Cultura fueron trasladando los papeles desde San Ambrosio hasta el camión, aparcado fuera de la Puerta del Río. En la calle algunos manifestantes y alguna protesta airada. Una de las carretillas perdió una rueda, por ese motivo el traslado se hizo más lento.
Algo más tarde de las 8 de la mañana el camión salía rumbo a Madrid. Estuvo aparcado en las dependencias del Ministerio de Cultura, donde nuevamente los legajos fueron cotejados por funcionarios. Una vez comprobada su veracidad, y de acuerdo con el listado autorizado por el patronato, fueron remitidos a la Generalitat de Cataluña donde fueron recibidos con todos los honores. Se dijo que habíamos actuado con nocturnidad, pero la verdad es que sacamos los papeles a plena luz del día.
2 comentarios en «Nuevo enfoque del problema del archivo»
Creo sr Málaga que no está acertado o le han informado mal. En mi tierna juventud forme parte de las juventudes populares en salamanca, de manera activa, la juventud le nubla a uno a veces la conciencia. Y le puedo asegurar que lo del féretro que usted dice no tuvo que ver con esa organización. No estuvo organizado por ellos. Con total certeza. No necesita justificarse, pero entre el cumplimiento de la ley y ponerse de lado de la razón, lo segundo nunca ocurrió y eso siempre estará en su debe.
El enfoque del tema del archivo sr malaga es que no fueron capaces de contrarrestar con política una accion política como esta. El pp les ganó por la mano y ustedes fueron incapaces de actuar inteligentemente. Le dieron oxígeno para unos cuantos años a un pp amortizado. Y no nos venga ahora de funcionario, era un político en un puesto político, de comisario político. Justificaciones de tercera sr malaga. Se plegaron al zapaterismo que les daba de comer, sienpre por delante el partido y la nómina.