La comida, un arma más contra el cáncer

“El 60 % de los pacientes con cáncer tiene alteraciones nutricionales a lo largo del proceso", explica Fernando Arranz responsable del Servicio de Oncología del complejo hospitalario palentino
Brágimo / ICAL. Milagros Pedrosa y Milagros Cancho en la consulta de Nutrición Oncológica de la Da. Cristina Marcianes, en la hospital Río Carrion.

La alimentación juega un papel esencial en cualquier etapa de la vida, pero mucho más para un paciente con cáncer. Para ellos, existe un elevado riesgo de desnutrición y pérdida de masa muscular y eso conlleva una mayor toxicidad, una peor asimilación de los tratamientos oncológicos y más visitas al hospital. Si el cuerpo no recibe los nutrientes necesarios, disminuye la calidad de vida del paciente y aumenta la mortalidad.

Alba Míguez / ICAL. Por eso, el Hospital Río Carrión de Palencia ha puesto en marcha una nueva consulta de nutrición como apoyo al servicio de oncología. Se trata de prestar una atención multidisciplinar a quienes padecen esta enfermedad. “El 60 por ciento de los pacientes con cáncer tiene alteraciones nutricionales a lo largo del proceso y, ante eso, es muy importante poder darles una respuesta rápida y eficaz. Era necesario poder contar con un profesional que nos ayudara a detectar esta patología de una forma precoz”, explica el responsable del Servicio de Oncología del complejo hospitalario, Fernando Arranz.

“Les derivamos a esta unidad cuando detectamos que puede existir algún tipo de déficit nutricional. Se les somete a un examen más profundo y, con ese informe más exhaustivo sobre la mesa, se decide qué tratamiento es el más adecuado para el enfermo”. Durante esta evaluación, Arranz insiste en la importancia de prestar una especial atención a los antecedes clínicos del paciente así como al tipo de tumor que padece, su localización y estadio de la enfermedad. Asimismo, se debe tener en cuenta su composición corporal, sus intolerancias o alergias, su analítica e historia dietética o sus hábitos alimentarios para ajustar la dieta a sus gustos y preferencias.

Es ahí donde entra en juego Cristina Marcianes, la nutricionista encargada de esta consulta que apenas lleva unas semanas funcionando. Por sus manos han pasado ya varios pacientes y todos ellos comparten una preocupante pérdida de peso provocado, bien por el propio tratamiento, o bien a causa del tumor. “Se les recomienda llevar una alimentación saludable y una dieta completa que incluya alimentos como frutas, verduras, legumbres o productos integrales ya que los tratamientos para combatir la enfermedad pueden ser agresivos y provocar problemas gastrointestinales, náuseas, vómitos, diarrea o anorexia. También, dependiendo del tipo de cáncer, puede provocar boca seca, problemas de reflujo gastroesofágico o dificultad para tragar”.

Desde la consulta se ofrecen recomendaciones y consejos individualizados con el único objetivo de que su camino sea algo más llevadero. “Nuestra intención es que el paciente oncológico esté fuerte y bien nutrido para poder afrontar mejor las intervenciones quirúrgicas o las sesiones de quimioterapia, radioterapia e inmunoterapia”. Se les diseña un ‘plan nutricional’ personalizado haciendo un especial hincapié en la importancia de mantener una adecuada hidratación. “También es recomendable que, siempre en función de las posibilidades del enfermo, se realice ejercicio físico moderado”, añade.

A partir de ahí, se les realiza un seguimiento para controlar si han ganado peso, han mejorado sus índices de masa corporal o si han desaparecido los molestos síntomas derivados de la enfermad. “Es pronto para hacer un diagnóstico porque la consulta lleva poco tiempo en funcionamiento pero ya hemos visto pequeños avances en algunos de los enfermos que han pasado por aquí”, asegura.

Uno de estos pacientes es Milagros Pedrosa. Ella llegó a la consulta porque había perdido mucho peso como consecuencia del cáncer que padece y necesitaba un aporte extra de proteínas. “Me cuesta mucho comer. Se me inflama el hígado y me presiona tanto el estómago que me resulta imposible ingerir los alimentos. Tomo batidos, pero en sorbos muy pequeños”. Ahora que está en manos de la nutricionista, ha aprendido sencillas pautas que pueden ayudar a mejorar su alimentación. “Es como recibir clases de educación alimentaria. Todo lo que sea bueno para sobrellevar y superar la enfermedad me parece muy positivo y no hay que tener ningún miedo a venir. Si físicamente estás más fuerte, aguantas todo mucho mejor”.

Algo en lo que coincide Milagros Cancho, otra de las pacientes de esta consulta. “Mi problema era que me resultaba imposible ganar algo de peso y ahora, al menos, he dejado de perderlo. Para mí ya es un avance muy importante”. En su caso, y tras tres semanas acudiendo a la nutricionista, le han recetado un suplemento alimenticio. “El cáncer no es solo un proceso oncológico. Es también todo lo que acarrea. La enfermedad tiene muchos efectos secundarios difíciles de asimilar. Te sientes perdido y necesitas una pequeña orientación que te sirva de ayuda”. 

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