[dropcap]¿C[/dropcap]asualidad? ¿Destino? No sé. Pero hay situaciones que le hacen a uno pensar que hay algo extraño que no podemos comprender.
El caso es que allá por el año 83, corría el mes de octubre y había yo ido un día por el Rectorado de la Universidad a informarme de algo –no recuerdo qué– y estaba hablando en el antedespacho del vicerrector –por entonces solo había uno– con su secretario, cuando sonó el teléfono…
– Dígame… Sí… Aquí es… ¿Del Ayuntamiento de Benavente? ¿Cómo…? ¿Un tiranosaurio…? Pues mire, casualmente está aquí la persona experta en la materia que le puede atender… Le paso…
Y así fue como entré en contacto con el Ayuntamiento de Benavente. Me contaron que en una cantera, próxima a la ciudad, había aparecido un gigantesco tiranosaurio, ¡nada más y nada menos!, noticia de la que se había hecho eco La Opinión, el diario de Zamora. Y que como consecuencia mucha gente se había desplazado al lugar del descubrimiento, que era peligroso por posibles derrumbes de la ladera.
– Pero… ¡eso no puede ser! Yo intervine en la confección del mapa geológico de la zona y le puedo asegurar que allí no hay más que Mioceno y Cuaternario. ¡No puede haber dinosaurios! ¡Se habían extinguido cincuenta millones de años antes de que se sedimentaran las capas más antiguas de Benavente!
Ante la insistencia del alcalde le prometí ir a la ciudad brigecina al día siguiente. Y allá nos fuimos cuatro personas de Salamanca y otras cuatro que se sumaron en Zamora, con todo lo necesario para iniciar una excavación.
En Benavente fuimos recibidos por concejal de Cultura, que nos acompañó a la cantera donde se había producido el hallazgo. Había en ella gran cantidad de curiosos, que había hecho necesaria la intervención de la policía municipal para impedir el paso a la zona peligrosa. Nos dijeron que durante las dos últimas noches alguien había estado allí con la intención de llevarse algún trozo del «tiranosaurio«.
¿Tiranosaurio? ¡No! Se trataba de la pelvis muy deteriorada de un gigantesco mastodonte del Mioceno, englobado en un gran bloque de arenisca calcárea muy compacta. ¡No merecía la pena intentar extraerla por lo estropeada que estaba y lo duro de la roca!
Como era muy tarde, los ocho expedicionarios fuimos a comer, invitados por el Ayuntamiento, y después volvimos a la cantera para ver si encontrábamos algo interesante, con resultado positivo, concretado en un incisivo de un rinoceronte y una placa de tortuga gigante con huellas de mordiscos.
Pero si estos hallazgos nos llenaron de satisfacción, ésta fue mucho mayor por la gran expectación que nuestra presencia causó en Benavente: una multitud acudió a ver nuestra actuación. Tantos eran que la Guardia Civil –armada reglamentariamente– nos protegió del enorme gentío que nos asediaba por todas partes. «Dejen. Dejen trabajar a los científicos», decían continuamente.
Llamaba la atención lo endomingados que se presentaron los benaventanos. Era porque se había corrido la voz de que estaba la televisión rodando el acontecimiento.
Como tan entusiasmado público, cada instante más numeroso, se estaba poniendo nervioso, tuve que improvisar, subido en un gran peñasco, unas palabras para indicar lo que habíamos descubierto, mostrando el incisivo del rinoceronte, que tenía el aspecto y el tamaño de un plátano. También hablé sobre cómo era el paisaje y su fauna en el Mioceno medio, hace unos 13 millones de años. De la cantera tuvimos que ir a la emisora de radio para repetirlo. Y al año siguiente se llenó un teatro para escuchar lo que conté sobre las tortugas fósiles de Zamora.
Sirvan estas palabras para mostrar mi gratitud y mi recuerdo a aquellos benaventanos tan entusiastas. Años después colaboré en el primer número de la revista «Brigecio«, ejemplo de lo que se puede hacer cuando hay interés en engrandecer nuestro pueblo y nuestra España. Mis relaciones posteriores con la ciudad siempre han sido de un agasajo y un aprecio como pocas veces he vivido. ¡Querida Benavente!
13 comentarios en «Benavente»
Emiliano como siempre enseñándonos contenidos interesantes, pero sobre todo tu capacidad de dar a los demás generisamente tus conocimientos y valores.
Me ha encantado.
Y recuerda no hay CASUALIDADES, todo tiene una CAUSA
Muchas gracias, querida Nati. Cuando rememoro estas jornadas del pasado me doy cuenta de las cosas que se podían haber hecho . ¡Tantas y tantas! ¡Se hicieron tantos planes que no se llevaron a cabo! Dice el refrán que quien mucho abarca… Yo abarqué mucho e hice muchísimo, pero me hubiese gustado hacer mucho, mucho más.
Un fuerte abrazo.
Siempre inspirador y entretenido. Gracias Emiliano
Gracias a ti, querido David. Como ves ¡sigo adelante!
Un fuerte abrazo
Querido Emiliano. ¿menos mal que estabais cerca de «los hechos». Estas cosas suceden con excesiva frecuencia. La película Parque Jurásico y su saga, han llevado con excesiva frecuencia al «hallazgo» de dinosaurios en lugares de lo mas insólito. A veces las cosas se resuelven bien pero hay casos de buscadores que se enfadan si se les lleva la contraria. Tuviste mucha suerte. Benavente siempre es «buena gente». Un fuerte abrazo
Loli
Querida Loli: tienes toda la razón. Desde el primer momento pensé que «Parque Jurásico» nos iba a dar problemas. ¡Cómo así fue! Se ha creado un concepto de la Museística que no está de acuerdo con mi punto de vista. Hoy, cualquiera con dinero puede hacer un museo a base de comprar figuras o esqueletos de escayola o de plástico. Y dentro de poco no harán falta porque te lo darán todo hecho con los superordenadores. Y de la aventura paleontológica, la búsqueda y excavación sistemática ¿qué?. Claro que dicen que lo primero conllevará lo segundo por aportar el dinero de la entrada, pero a mí, que la CULTURA de los Museos haya que pagarla como si fuese un circo, me parece algo muy feo.
Un abrazo muy fuerte
Gracias Querido Emiliano, que sigas caminado
Gracias a ti, Feliciano. Procuraré hacerlo mientras tenga fuerza «en las piernas»
Un abrazo.
Gracias, Emiliano, por los ratos tan agradables que nos haces pasar con tus entrañables «ocurrencias»
De nada, querido amigo Ilde. Me alegra mucho saber que os agrada. Y más tratándose de ti, el descubridor de Mazaterón.
Un abrazo muy fuerte
Yo también tengo que darte las gracias Emiliano por saber un poco más cada semana de este mundo para mí sólo cercano en las películas de excavaciones.
Es un privilegio saber de primera mano historias tan interesantes y además reales.
Y sin ninguna duda, serás bien acogido allá donde vayas porque pones amor en lo que haces.
Hasta la siguiente.
Querídisima amiga: muchas gracias por tener esa opinión tan alta de mí. ¡Es una maravilla tener amigos por todas partes! Estoy seguro de que tú te hubieses entusiasmado acompañándonos en las excavaciones, pero no para ver cómo trabajan los demás. Lo bonito es coger el punzón y sacar con todo cuidado lo que va saliendo, procurando no dañarlo. ¡Te entusiasmaría hacerlo! ¡En Arévalo, hasta a la Guardia Civil les puse a excavar un día!
Me preguntan varias personas que quienes fueron los expedicionarios que me acompañaron aquel día de finales de octubre del 83 en Benavente. Fueron, procedentes de Salamanca, Jorge Civis, Concha Jambrina y Miguel Ángel Cuesta. De Zamora, Roberto Llana (Magisterio), Cándido Alfageme y Ángel Corral (Instituto Femenino). El Concejal de Cultura de Benavente que nos atendió fue Jesús Cuadrado.