Begoña, al dueña de La Galetea, la librería con sabor de la calle Libreros echa el cierre. No por falta de lectores, curiosos y amantes de los libros antiguos, es por la venta del edificio.
La librera ha querido despedirse de manera elegante de sus clientes y ha enviado una carta que titula La Pascua triste.
«La Pascua triste me pareció siempre un título precioso, la tercera parte de la maravillosa trilogía narrativa (Los gozos y las sombras) de Gonzalo Torrente Ballester, un escritor fantástico. Y es perfecto para lo que quiero contaros, porque hoy empieza el marzo más triste de mi vida y la Pascua más espantosa que una librera pueda imaginar…
Hace apenas once días recogí una carta certificada de parte de la propiedad de la calle Libreros, nº 28, donde se me comunicaba oficialmente que el precioso edificio donde está mi Galatea ha sido vendido y que – todo muy legal, por supuesto – debía desocuparlo en apenas dos meses. Exactamente el próximo 10 de abril. Perdón, quizás el 13, no estoy para muchas exactitudes…
Así que, no me queda más remedio, tendré que ‘liquidar’ los fondos de La Galatea en apenas cuatro semanas, porque – y bien lo comprenderéis los que conozcáis el local – me es imposible retirar de golpe los miles de libros (antiguos y modernos), discos de vinilo, carteles, grabados, cromos, exlibris, cuadros… por no hablar de los muebles, estanterías, mesitas, cajitas antiguas, postales, lámparas, y demás mobiliario y ‘trastitos’ varios de decoración que han ido entrando en la librería en los últimos quince años.
Llevo toda esta semana intentando hacer listas de tareas, llamadas, planificando una ‘liquidación’ (ordenada???) sin entrar en pánico ni ponerme a llorar. Y curiosamente la impresión brutal de saber que mi librería desaparecerá en apenas un mes me está vacunando temporalmente contra cualquier atisbo de emoción, pesadumbre, desconsuelo…
Todo el mundo recibe la noticia con incredulidad, espanto, y decenas de preguntas: «¿Pero, y te tienes que ir así sin más?»; «¿Qué harás con todo lo que hay ahí?»; «¿Abrirás La Galatea en otro sitio, verdad?»; «¿Qué necesitas? ¿Te puedo ayudar con…?»
Como digo: debo estar en shock y no lo sé. O tal vez, me interrogo, es una absurda pesadilla y, cuando despierte, como diría Monterroso, el dinosaurio ya no estará allí. Pero sí, es real, horrible, y – exceptuando la salud de la gente que quieres – la peor noticia del mundo…
La vida es solo lo que pasa mientras una librera anticuaria vive feliz rodeada de libros. Hace apenas un mes estaba comprando una nueva biblioteca y metiendo cajas en la calle Libreros. Ahora me resta exactamente un mes para empaquetar y trasladarme a…?
Me gustaría estar más inspirada para lanzar oficialmente esta campaña de ‘liquidación por desalojo’, pero no será hoy. Siempre imaginé tontamente que envejecería en mi Galatea. No sé; me veía con ochenta años y el pelo blanco explicando un incunable o las míticas colecciones de Aguilar a futuras generaciones de lectores o aprendices de bibliófilos. He disfrutado muchísimo contando la intrahistoria de los libros: cómo se fabricaba el papel, por qué se editó tal obra, qué importancia tenían los mapas en el siglo XVI, cuándo una primera edición no sólo era preciosa sino también excepcional… Mi vida como librera anticuaria ha resultado tan dichosa…
Ha sido un auténtico privilegio trabajar rodeada de libros. Me gustan todos: antiguos, modernos, ilustrados, técnicos, anotados, biográficos, infantiles, enciclopédicos, raros, curiosos… Todos. Desde adolescente quise ser librera y lo he logrado exactamente 28 años y unos cuantos meses. Nunca hubiera cerrado mi Galatea si hubiera estado en mi mano evitarlo, pero ahora ella y yo dejaremos nuestro hogar.
Aún no lloraré: ni hoy, ni el domingo, ni las próximas cuatro semanas; quiero exprimir este último mes en la calle Libreros, número 28, frente a la famosa rana de la famosa Universidad de Salamanca. Cerraré las puertas definitivamente el 30 de marzo, Sábado Santo. Mi Pascua triste.
Si estás por Salamanca y te apetece, entra en la librería y hazte una foto antes de que el espacio desaparezca. Si quieres ayudar, compra un último libro en La Galatea o difunde este comunicado…»
13 comentarios en «La Galatea cierra por desalojo»
Esta ciudad se muere, los pequeños negocios de toda la vida desaparecen. ¿Cuantos se podrían salvar con lo que nos vamos a gastar en mercasalamanca, que al final se hundirá también?.
Qué lastima!, cuánto lo siento, de verdad que es una pena…
todo mi apoyo y mucho ánimo
Me parece un crimen de lo más asqueroso. ¿No se puede prestar ayuda en este caso? ¿Como es posible que se venda el edificio sin tomar en cuenta un establecimiento que está desde décadas? Sería un escándalo en cualquier otro lugar pero se vé que aún en esta ciudad que se jacta de ser cuna de intelectuales, lo único que impera es la jodida pasta. Ánimo Begoña, y saludos desde otra parte de la península
Una auténtica pena que la calle de los Libreros se quede sin libros ni librería…. El alma de Salamanca va desapareciendo y la llenan apartamentos turísticos y hostelería de franquicias….
Profunda tristeza…
Es posible que el grito del energúmeno tuerto se esté haciendo realidad y en Salamanca, como en tantos otros sitios, esté muriendo la inteligencia. Salamanca cada día más muerta pero con mucha libertad para tomar cañas y pinchos.
Una pena.
Ánimo Begoña.
Salamanca está vieja (no es, está). Con noticias como esta, entra ya en fase terminal. Morirá pronto. Seguirá ahí, pero fenecida. Será ya una Salamanca postmoderna. ¿Veremos jeques fantasma controlando su gran ensanche, con el apoyo del Ayuntamiento? Lo que está claro es que la Salamanca de la cultura no lo tiene.
Salamanca en camino de convertirse en puro decorado turístico, gracias a la colaboración del Gobierno Municipal.
Puede que tu no llores, yo ya lo estoy haciendo por ti.
Una pena que desaparezca la última librería en la calle que lleva ese nombre. Antes que “ La Galatea” ese edificio también estuvo vinculado a los libros… fue muchos años un taller de encuadernación. Allí comenzamos mi compañera y yo a trabajar restaurando lienzos y esculturas en una habitación que nos cedieron. Nuestro primer taller que recordamos con tanto cariño (1993-2000).
Ese edificio además tiene un relieve de San Juan de Sahagún, porque estuvo allí alojado…
Una casa con mucha historia…
Que pena que en la calle libreros no queden libros….. habrá turistas a los que les contarán en un free tour, que en esa calle se vendían libros….
Ánimo Begoña
Una librería así y más en una ciudad como Salamanca debería ser Patrimonio Nacional. Ese abismo que estamos creando entre nosotros y los libros nos engullirá a todos. Una gran pena que triunfe el analfabetismo. Así nos va.
Mucha fuerza, Begoña. Yo hoy he hablado con ella y la verdad es que me ha atendido de muy malos modos. Aunque entiendo que su situación es muy dura, y por supuesto empatizo con su dolor y con la gravedad de lo que ha ocurrido, tampoco es de buen recibo que me haya tratado así.
En cualquier caso, me quedo con «los buenos momentos»y no puedo menos que desearle lo mejor. Es una auténtica pena cómo se está forzando la destrucción de negocios tan bellos y que aportan tanta valor a nuestra sociedad.