[dropcap]H[/dropcap]ace pocos días un compañero me sugirió que escribiera sobre el problema de los teléfonos móviles en los colegios.
Ciertamente es preocupante, tanto para profesores como para algunos padres. Casi un 70% de los escolares poseen uno.
Es cierto que la generación actual de niños en edad escolar ha nacido en la era de las nuevas tecnologías. Todos en sus casas tienen varios televisores y ordenadores, tablet, y como no, un teléfono inteligente por miembro de la familia, o incluso más, el particular y el de trabajo.
El problema, en mi opinión, no es tener, es el uso que se le da.
En los últimos años ha disminuido considerablemente la edad de los hijos que ya poseen su teléfono propio. Seguramente, en la inmensa mayoría de los casos adquiridos y regalados por los propios padres.
El problema surge cuando los niños llevan en sus mochilas escolares el teléfono a las clases.
Aquí es donde se dan las grandes batallas entre profesores que prohiben su uso en clase y los niños que quieren usarlos. En ocasiones, son los mismos padres los que les apoyan con el pretexto de decir que quieren tenerlos controlados y localizados.
Yo me pregunto: ¿Es que ya quitaron los teléfonos fijos de los centros?
Si hay una urgencia familiar siempre se puede recurrir a él y avisar.
El uso del móvil genera conflictos, entre los mismos niños. Robos, pérdidas, competencia sobre cual es el mejor, pero sobre todo hace que se pierda tiempo y calidad en la enseñanza.
Existe también la parte del profesorado. Son muchos los profesores que dejan encendido el teléfono en sus clases e incluso que lo utilizan.
Ante este conflicto algunos de los centros han prohibido su uso en las aulas y me parece que tiene que ser una norma apoyada por los padres para que sean sus hijos los primeros beneficiados en recibir una enseñanza de calidad.
1 comentario en «El teléfono móvil: Un intruso en las clases»
Como siempre, tienes más razón que una Santa. Da pena ver a los niños pegados a su móvil o a su ordenador, sin pensar, sin imaginarse nada, sin hablar, sin reír, ¡y hasta sin llorar ni pegarse con otros! Se está construyendo un mundo sin sentimientos. ¡Y dentro de los colegios, institutos y universidad pasa lo mismo! Hasta el punto de que en muchos sitios lo han tenido que prohibir. ¡¡¡Muy lamentable!!! ¿Cuándo empezaremos a educar correctamente?