Iberdrola y Arbórea Intellbird, la tecnológica salmantina creadora de Aracnocóptero y Antecursor I, trabajan en la planta solar salmantina Villarino, que ya opera a pleno rendimiento, con el robot castellano y leonés Antecursor II capaz de gestionar de manera remota y sostenible las plantas fotovoltaicas. Este novedoso robot opera de forma autónoma en cualquier lugar del mundo gracias a la cobertura satelital de la red ‘Starlink’ y lo hace funcionando únicamente con energía eléctrica renovable.
“El revolucionario vehículo autónomo, de 285kg de peso, es completamente eléctrico y está construido con aleaciones aeroespaciales. Basado en distintas patentes de Arbórea, combina tecnologías de vanguardia para facilitar la integración de las plantas fotovoltaicas en su entorno natural, reducir los riesgos de incendio y evaluar los daños sin necesidad de desplazarse sobre el terreno, lo que redunda en una mayor eficiencia y una reducción muy notable de costes y emisiones de CO2”, ha subrayado Carlos Bernabéu, CEO de Arbórea Intellbird.
Arbórea Intellbird, que presta servicio a la inspección digital de palas de aerogeneradores de Iberdrola, fue impulsada a través del programa de start-ups de Iberdrola –PERSEO durante ocho años con el objetivo de promover su desarrollo y consolidarla en el sector. En esta ocasión, la empresa ha ido un paso más allá y ha desarrollado esta nueva plataforma para inspección autónoma de plantas solares.
El director de Iberdrola Renovables en Castilla y León, Fernando Martínez Riaza, ha destacado que, “este nuevo desarrollo de la salmantina Arbórea ha contado con la colaboración estrecha de Iberdrola Renovables, aplicando su experiencia como líder en el sector para testar de manera pionera esta nueva tecnología de inspección digital autónoma e inteligente, y qué mejor que su puesta de largo fuese en nuestro primer proyecto fotovoltaico en Salamanca, la planta Villarino, ubicada en el término municipal de Villarino de los Aires con una potencia de 50 megavatios (MW), que genera energía limpia suficiente para abastecer a una población equivalente a más de 26.000 hogares. Además, evitará la emisión a la atmósfera de 12.000 toneladas de CO2 al año”.
Vigilancia autónoma
Esta plataforma permite generar un proceso de inspección en busca de anomalías térmicas, no solo en la parte superior de los paneles, como realizan los drones, sino también, en el caso del Antecursor II, simultáneamente en todas sus estructuras inferiores, tales como presillas, portafusibles, grapas o cableado, que escapan a la vista aérea.
La autonomía de inspección del robot sobrepasa con creces las de cualquier otro sistema, dado que se sitúa por encima de las 30 horas. Esto permite la realización de inspecciones de la infraestructura fotovoltaica, sin requerir de la intervención de operador humano alguno. Lo consigue gracias a un juego de sensores termográficos de alta resolución que toman continuamente miles de mediciones de la instalación cada segundo. Esta gran masa de datos digitales es procesada a bordo mediante un proceso de IA patentado también por Arbórea, basado en una combinación de hardware y software inteligente desarrollado por la salmantina. El sistema detecta anomalías, las evalúa en función de las condiciones de la planta y reporta una identificación temprana de posibles puntos calientes, todo ello en tiempo real. El resultado es que los técnicos de la empresa propietaria de la instalación reciben en sus teléfonos móviles un correo con la alerta, la posición de la anomalía y una termografía con los valores de referencia.
Para ello, el robot recorre la instalación de forma continua y regular monitorizando el correcto funcionamiento de los paneles y el circuito eléctrico, procesando abordo la información, detectando anomalías y reportando cualquier valor que pudiera suponer un deterioro de los elementos de forma automática.
El monitorizado remoto continuo de las constantes vitales del robot permite detectar cualquier irregularidad de manera temprana y mantener continuamente actualizados todos los sistemas, por muy remoto que sea el enclave en el que operan.
Desbroce eficiente
Antecursor II lleva integrado un sistema de desbroce de la vegetación fabricado en base a materiales aeronáuticos para generar un fino triturado de la vegetación o «mulching» y lo hace de forma limpia y muy silenciosa. Esta gestión vegetal 100% eléctrica evita la contaminación del suelo por aceites o combustibles, las emisiones de gases invernadero, el riesgo de incendio asociado a motores calientes o la rotura de paneles por proyección de piedras desde los sistemas tradicionales de desbroce de disco o filamento. Este corte autónomo continuo fomenta el aumento de especies tapizantes, consiguiendo así un mayor control del polvo, tan pernicioso cuando se deposita sobre los paneles. La generación de una capa de vegetación basal evita la desertificación por escorrentías y favorece el mantenimiento de suelos vivos y por tanto el sostenimiento de la biodiversidad en las plantas fotovoltaicas.
Un nuevo paisaje energético que fija población en entornos rurales
El desarrollo de la planta fotovoltaica Villarino ha contado con un importante componente local, tanto de proveedores industriales como por la involucración, en períodos punta de trabajo, de hasta 250 trabajadores, lo que ha contribuido a la dinamización de la economía y el empleo en la zona. Iberdrola promueve las energías renovables como motor de desarrollo rural y de esta manera los pueblos emergen como garantía de futuro.
Con estos proyectos, la compañía refuerza su compromiso con Castilla y León, que se consolida como un centro relevante de desarrollos renovables en el ciclo inversor de la compañía a 2025, donde opera ya más de 5.150MW, situándola como la comunidad autónoma con más megavatios ‘verdes’ instalados por la compañía.
Recientemente ha reconocido las mejores iniciativas para la convivencia entre las energías renovables, la naturaleza y las personas en la primera edición de los Premios Iberdrola CONVIVE. El Ayuntamiento burgalés de Revilla Vallejera ha sido uno de los distinguidos por la compañía.