Santiago Juanes ofreció una conferencia en El Casino sobre el hornazo. El plato estrella de este Lunes de Aguas. El periodista fue desgranando curiosidades, verdades y saberes aprendidos, de no se sabe dónde, ni cuándo.
Juanes asegura que acertó el que convirtió el empanado en empanada, de tal manera que hoy también se nos conoce por esa empanada que es nuestro hornazo, santo y seña de nuestra gastronomía, que, aunque no hable de él nuestro Diccionario de la Lengua, ya está en libros, guías gastronómicas, recetarios, wikipedia, redes sociales, hablan de él los influencers, también la televisión y hasta fuera de nuestras fronteras al hablar de Salamanca se habla del hornazo. No del que fue, aquel de picos y huevos, el que Fray Gerundio recolectaba con el alguacil por las calles, tras terminar los oficios de Cuaresma, sino del que es.
Cierto, en el diccionario de la RAE no aparece una acepción que vincule que describa nuestro hornazo salmantino, tal y como lo comeremos hoy. Juanes asegura que tardó en verificar que el hornazo salmantino no aparecía en el diccionario. «Hasta muchos años más tarde arrastrado por la devoción al hornazo y a Salamanca. Y entonces, descubrí que el hornazo no es lo que yo creía que era. El Diccionario de la Lengua con su incontestable autoridad proclamando que hornazo es una rosca o torta guarnecida de huevos, que se cuecen juntamente con ella en el horno. Ni una referencia a nuestras chichas y a su carácter de empanada. Ni a Salamanca”, ironiza Santiago Juanes.
Nuestro hornazo no aparece en el Diccionario de la Lengua ni en otros muchos, pero obviando este desprecio o afrenta, fijémonos donde sí aparece. Juanes investigó que en el inventario de producto agroalimentario de calidad de Castilla y León editado en 2001, si está presente la definición de nuestro hornazo de Salamanca que es: Empanada de tamaño y forma diversos, generalmente ovalada o redonda rellena de huevo duro y productos del cerdo ibérico. De color dorado oscuro con incrustaciones que adornan la parte superior. Es pesado, grasiento y sustancioso. Es uno de los productos más conocidos de la geografía salmantina y su nombre siempre va asociado a dicha provincia.
