En 1981, en primavera, se celebró la Primera Feria Municipal del Libro. Desde entonces, ininterrumpidamente, se viene celebrando sin que falte la lluvia. Perece que los libros atraen el agua.
Las primeras casetas pertenecían a las librerías participantes, después convinimos que debía homogeneizarse y concurrir de forma homogénea con la instalación de stands iguales para todos.
Después del éxito de la Feria apostamos por celebrar otra distinta, pero complementaria, la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión. Este certamen venía como anillo al dedo a Salamanca, y desde su primera edición no ha faltado ningún año a la cita.
En las dos ferias municipales del libro, de diez días de duración cada una, se programaban actividades culturales de teatro, musicales y folklóricas. Nombramos pregonero vitalicio a Gonzalo Torrente Ballester. El autor gallego cumplió escrupulosamente con su compromiso hasta su muerte.