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La Biblioteca del Estado

La apertura de la Biblioteca de la Casa de las Conchas supuso un gran acontecimiento para Salamanca
La Casa de las Conchas.

Como comentamos en otro lugar de estas memorias, el Ayuntamiento cedió la Casa de las Conchas al Ministerio de Cultura para instalar en ella la Biblioteca del Estado. El Consistorio mantenía un arriendo simbólico de una peseta de oro al año que pagaba irregularmente al conde de Santa Coloma, entonces Enrique de Queralt y Gil Delgado. Salamanca era una de las pocas capitales de provincia que todavía no contaba con esta infraestructura. La Biblioteca del Estado había estado ubicada en la calle Toro, en la casa de Maldonado. Tenía una sala de lectura pequeña y unos fondos raquíticos. Alguna vez estudié en ella.

La apertura de la Biblioteca de la Casa de las Conchas supuso un gran acontecimiento para Salamanca por rescatar una de las joyas de la época de los Reyes Católicos, y por aportar a la ciudad unas instalaciones idóneas para acoger la Biblioteca del Estado.

La puesta en marcha supuso también la trasferencia del inmueble y la biblioteca en él instalada a la Junta de Castilla y León, que desde entonces la regenta con éxito. Coincidiendo en el tiempo con la apertura de la Biblioteca de la Casa de las Conchas se fueron abriendo otras muchas, universitarias y de otras instituciones. Las bibliotecas han hecho de Salamanca un referente en estas infraestructuras culturales.

Los rectorados de Julio Fermoso e Ignacio Berdugo fueron positivos para la Universidad y para la ciudad que la acoge desde el siglo XIII. De las dotaciones que consiguieron para el Estudio se benefician también los salmantinos no universitarios.

Me gustaría dejar constancia de algunas de ellas. En el Campus Universitario Miguel de Unamuno se abrió una biblioteca de grandes dimensiones, junto a la Facultad de Derecho, conocida popularmente por “El Tubo” por su forma alargada.  Su sala de lectura es una de las más grandes de Castilla y León.

También universitaria es la que se abrió en pleno barrio Judío, enfrente de la sinagoga menor, hoy Facultad de Matemáticas. Estamos refiriéndonos a la biblioteca del Abraham Zacut, que atiende a los alumnos de físicas, químicas, geológicas, matemáticas y estadística. Supuso también una gran baza urbanística por la magnífica factura del edificio y por el remate de la manzana que estaba degradada. Hoy produce placer estético pasear por aquel maravilloso entorno.

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