“No todos llegan a ser Nadal, pero sí pueden jugar al tenis”

¿Qué beneficios aporta el deporte? ¿Qué disciplinas deportivas son las más aconsejables? ¿Cuántos días debemos entrenar? O ¿Cuánto influye el físico en un deportista? Fueron algunas preguntas que realizaron María Gallego, Álvaro López y Pablo Rodríguez, alumnos de 3º C de la ESO del colegio Calasanz, a Luis Manuel González Hernández, su profesor de Educación Física del centro.

González Hernández resolvió la cuestión de a qué edad era conveniente empezar a practicar deporte. “Desde los primeros años de vida”.

En cuanto al beneficio que aporta el deporte físico, el profesor de Educación Física no tiene dudas. “Uno de los más importantes, a vuestra edad, es que ayuda al rendimiento escolar o académico, ya que mejora la concentración, activa el cerebro, elimina tensiones y facilita el equilibrio entre la actividad física, los estudios y cualquier ámbito de la vida”, puntualiza González Hernández.

Además, añadió que hacer deporte reduce los riesgos para la salud, fortalece los huesos y los músculos, mejora el estado de ánimo e incrementa la energía y la calidad del sueño, entre otras muchas cosas.

Sobre qué disciplinas serían las más idóneas, el profesor de Educación Física aconsejó practicar judo, ya que aporta coordinación, equilibrio y respeto, la natación, porque es un medio diferente donde los niños pueden jugar libremente, y el balonmano, que es un deporte de equipo y de contacto, pero raramente problemático.

Si es importante practicar un deporte, también lo son los días que hay que acudir a los entrenamientos para tener un buen rendimiento físicos. “Cinco días a la semana, pero siempre dependiendo del nivel de entrenamiento, variando según sea moderado o intenso”, matizó.

Por último, el profesor de Educación Física se mojó sobre si es importante el físico para practicar un deporte. “En el nivel de la práctica no, pero para el rendimiento sí, porque no todo el mundo puede llegar a ser un Nadal pero, sí jugar al tenis”, concluyó.

Por. María Gallego, Álvaro López y Pablo Rodríguez, alumnos de 3ºC de la ESO del Calasanz.