El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha asegurado que no existe riesgo de deflación en España ni en Europa, al contrario de lo que opina el FMI, que aseguró a mediados de semana que España era el país con mayor riesgo de deflación.
El ministro dijo precisamente tras la reunión del Fondo Monetario Internacional, que “lo que hay es una situación de baja inflación que aún no ha afectado a las expectativas de los agentes económicos y que tiene ventajas y algunos inconvenientes”.
Entre lo bueno de tener deflación destacó las mejoras de la competitividad de la economía española (todo es más barato y sería más fácil exportar y atraer turistas), ayudaría a la capacidad adquisitiva de los salarios y “controla la deuda pública y el gasto”.
El principal problema sería que si esta situación se prolonga en exceso porque los ciudadanos aplazan decisiones de gasto, acabaría afectando a la evolución de la economía.
Para el FMI, la deflación o la inflación próxima a cero aumenta el coste de la deuda y los tipos de interés reales, disminuye el ajuste de los precios y dificulta la reducción del desempleo.
[quote_box_center]LO CONTRARIO QUE LA INFLACIÓN
La deflación es lo contrario que la inflación. Consiste en un descenso generalizado y continuo de los precios de los bienes y servicios. Eso significa que hay poca demanda (la gente no gasta) y bajan los precios. Al bajar los precios se reduce el margen de beneficios de las empresas, que como tienen unos costes fijos acaban reduciéndolos y eso se traduce en despidos.
Al aumentar el paro se agudiza la caída del consumo, hay nuevas bajadas de precios y esa espiral desemboca en una recesión.
En este contexto, la banca también se resiente, porque al haber menos dinero, la gente empieza a dejar de pagar los créditos, sube la morosidad y los bancos cierran el grifo de los préstamos a empresas y familias, con lo que se retroalimenta la espiral.
Para combatirla se suelen subir los tipos de interés, devaluar la moneda (improbable en el euro) o fomentando el gasto público y bajando los impuestos (más improbable aún). Así pues, el único arma que puede utilizarse con eficacia en este momento sería la subida de tipos.
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