La Universidad de Salamanca es, sin lugar a dudas, una de las universidades españolas más conocidas internacionalmente. Ello no se ha correspondido siempre con una economía boyante arrastrando durante años una deuda que en 2008 suponía 87 millones de euros, por lo que fue necesario desarrollar un plan estratégico basado el rigor presupuestario y la contención del gasto. El plan preveía poner fin a la deuda en 2030. Sin embargo, fruto del plan de austeridad, la USAL consiguió cancelar dicha deuda en 2017, trece años antes de lo previsto.
Los últimos años han mostrado una tendencia opuesta en las cuentas universitarias: en 2022 presentó un superávit de 10.015.580,03 € y en 2023 se incrementó el superávit hasta 14.331.681,32 € habiendo ejecutado el 90% de los gastos y el 95% de los ingresos. Un balance económico satisfactorio.
Sin embargo, la Universidad de Salamanca está infra-financiada. Uno de los problemas que arrastra es la «deuda histórica» que distintas administraciones tienen con ella y, especialmente la Junta de la Junta de Castilla y León de quien depende directamente. Esta infrafinanciación lastra el potencial de desarrollo de la USAL en aspectos como el mantenimiento del patrimonio histórico y arquitectónico, mantener y mejorar las infraestructuras actuales y futuras, el desarrollo de proyectos y programas innovadores y, finalmente, la proyección docente e investigadora.
La Universidad de Salamanca es, hoy por hoy, la principal universidad de Castilla y León, pero su financiación corresponde a la última de la clase. Con datos de los cursos 2020-21 y 2021-22 la USAL es la que más presupuesto tuvo de las universidades públicas de Castilla y León (270 millones €), por delante de Valladolid (244 millones €), León (128 millones €) y Burgos (86 millones €), pero es también la que más alumnos de grado, máster y doctorado tiene. Sin embargo, la financiación por estudiante deja a la USAL en el tercer puesto con 11.754 € por alumno, por debajo de las universidades de León (13.047 €) y Valladolid (12.396 €) y un poco por encima de la de Burgos (10.558 €).
En el discurso de la toma de posesión del profesor Corchado como nuevo rector de la USAL incluyó su compromiso de solicitar a la Junta de Castilla y León una financiación adecuada y, al menos, no discriminatoria con las otras universidades públicas de Castilla y León. Esta reivindicación ya había sido explicitada también en distintas ocasiones por el anterior rector el profesor Rivero. Todas las instituciones deberían apoyar firmemente esta solicitud.
Es evidente que aprovechar el potencial de crecimiento de la Universidad de Salamanca exige mejorar su financiación y que, al margen de los recursos que pueda recabar la propia Universidad vía matrículas, proyectos de investigación o acuerdos con otras empresas y entidades, una parte muy importante de su financiación proviene de la Junta de Castilla y León. Es exigible que se la dote de los fondos necesarios para que pueda aspirar no solo a mantener su posición en todos los rankings universitarios sino también a mejorar considerablemente dicha posición.
Ahora que se habla tanto de deudas históricas es preciso recordar que la Junta de Castilla y León tiene una deuda histórica con la USAL, seguramente difícil de cuantificar (todas las deudas históricas lo son), pero que posiblemente supera en mucho el presupuesto anual de la Universidad. Esta deuda debería ser saldada mediante un acuerdo de la Junta con los órganos de gobierno de la Universidad.
Para determinar la importancia que tiene la USAL en su entorno nada mejor que conocer algunas cifras concretas. Da empleo directo a 2.464 profesores (PDI) y 1.197 empleados de administración y servicios (PAS) y atrae a la ciudad a 28.364 estudiantes matriculados en alguno de los 68 grados, 24 dobles grados y 75 másteres oficiales que se imparten. Cada año atrae a más de 7.000 estudiantes de todos los continentes. El 34,7% de los alumnos matriculados en titulaciones de Máster son extranjeros procedentes de más de 50 países. El impacto económico que genera sobre el territorio en el que asienta es muy importante. La actividad universitaria genera el 4,8 por ciento del PIB provincial y el 5,8% de la población ocupada.
Mejorar la financiación de la USAL es imperativo para mantener el nivel actual de actividad y excelencia, pero es también muy importante para impulsar el crecimiento con nuevas titulaciones y nuevos centros, así como para atraer a docentes e investigadores españoles e internacionales de prestigio, pero por encima de todo ello existe otro imperativo: o se explota el potencial intelectual docente e investigador que atesora o sus investigadores y profesores terminarán emigrando.
En un mundo tan competitivo se necesita disponer de capacidad económica para afrontar los retos que la competencia supone y la USAL quiere competir al menos en condiciones de igualdad con otras universidades e instituciones educativas, pero está infra-financiada por la Junta. No puede ser una universidad ‘vaciada’ como el territorio en el que asienta y, más aún, es fundamental para que la zona oeste de España no siga vaciándose. La universidad somos todos.
Miguel Barrueco, médico y profesor universitario
@Barrueco Miguel
3 comentarios en «Todos somos la Usal»
Evidentemente, la deuda histórica es fácilmente de calcular a precios actuales: 1.200 euros menos por alumno y año, por una media de 25.000 alumnos por 40 años, nos da la cifra de 1.200 millones de euros. La Universidad de Salamanca es a Salamanca, Ávila y Zamora lo que la Renault es a Valladolid, Palencia y Burgos.
Hablamos o seguimos dormidos como la Bella Durmiente.
CIUDADANO SALMANTINO: Completamente de acuerdo, todos detrás de la reivindicación de la deuda histórica. ¿Estará la USAL dispuesta a reivindicar lo que es suyo? ¿Estarán los representantes salmantinos de todos los colores dispuestos a ponerse detrás o al frente de esta reivindicación?
Lo que me extraña es que Mañueco no proteja a la Universidad de Salamanca. A ver: como todos deberían saber, las matrículas de los alumnos no compensan, ni de lejos, el presupuesto de gastos de ninguna Universidad. Es la Administración la que aporta los dineros necesarios para que los alumnos puedan formarse, suponiendo un gasto por alumno tremendo. No sé si la gente es consciente de esto, ni tan siquiera si lo sabe Mañueco porque, de conocerlo no podría olvidar , que además de financiarle los normales años de su carrera, tuvimos que aportar el gasto correspondiente a sus cinco o seis años extras que tardó en terminarla. Al menos por un poco de vergüenza torera, debería ayudar un poquito más. Digo cinco o seis porque nadie sabe nada de un expediente, que reposa a buen recaudo entre los documentos históricos de la Universidad.