Opinión

Separatismos de ultraderecha

Milei y Ayuso,, en la condecoración.

Probablemente todo separatismo, o incluso todo nacionalismo, cuando va más allá de la beneficiosa conservación de lenguas y culturas, tiene un fuerte componente político reaccionario y de derechas, contrario a la interpretación progresista del bien común y la justicia social.

Existe también, más encubierto y disfrazado, un separatismo radical de ultraderecha, oculto bajo la máscara y tergiversación del término «libertario». Ayuso o Milei son un ejemplo de ello.

En su vocación disolvente contra el Estado (español), Ayuso se manifiesta como una separatista extrema y fanática, e incluye en su acción política varios ordenes de ruptura y separatismo. Por supuesto el separatismo económico y fiscal, pero también ahora el separatismo en política exterior, en que la vemos aliada de otro país contra nuestro propio país y nuestro propio Estado.

Este separatismo de ultraderecha que se nos mete de contrabando bajo la marca manipulada del «libertarismo» y que va minando la sociedad como si fuera una labor de termitas, profundizando el enfrentamiento y las brechas sociales, pero que igualmente trabaja, en su ánimo de romper, contra el proyecto de la Unión Europea, tiene un germen ideológico claro y reconocible: el neoliberalismo y su aliado ideológico, el “darwinismo social”.

A su vez este “darwinismo social”, que intenta extraer por las bravas y con fórceps su modelo social distópico de la propia biología, interpretada en crudo, procede de la ignorancia biológica (nada raro en quien desprecia la ciencia) y de una interpretación errónea del darwinismo y de los mecanismos que rigen la vida.

Hoy el conocimiento biológico respalda y apoya más las tesis simbióticas, de cooperación, de mutua dependencia, expuestas por estudiosos como Lynn Margulis, «la bióloga que demostró que la cooperación lleva al éxito», o como James Lovelock en su interpretación del Planeta Tierra como un ser vivo y simbiótico. Es la famosa y enriquecedora tesis de Gaia.

Lo que hemos visto y podemos comprobar hoy, tras unas décadas de imperio y aplicación casi unánime del pensamiento único neoliberal, tan extremista, es que por doquier los países se rompen, se abren brechas sociales y enfrentamientos en bloques casi irreconciliables que disuelven la sociedad y paralizan la acción colectiva.

Desde esta perspectiva unos podemos optar por dar las gracias a todos esos inmigrantes que vienen a cooperar y ayudarnos con su trabajo, la inmensa mayoría de ellos gente honesta, trabajadora, educada, y con unos valores humanos que en Occidente se han ido perdiendo… mientras que otros como Milei o Ayuso prefieren poner su esfuerzo, por ejemplo, en acabar con el programa de cardiopatías congénitas que protege a los niños de su país (en el caso de Milei) o hacer de las residencias de ancianos unas instituciones que no protegen a estos y donde prima el negocio (en el caso de Ayuso).

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