El hígado es uno de los órganos principales del cuerpo humano, y una de sus funciones es la de eliminar las toxinas del organismo. Por ello, ante el consumo de alcohol, este órgano es el encargado de metabolizar buena parte del mismo para expulsarlo del cuerpo. Así pues, ante un elevado consumo pueden aparecer enfermedades que afecten al hígado.
La descomposición de las toxinas del alcohol es una de las funciones del hígado, siendo además el primer órgano del cuerpo con el que entra en contacto esta sustancia cuando se bebe. Es por esto precisamente por lo que es el que más nota los efectos del consumo de alcohol.
Según explicaba Ashwin Dhanda, profesor asociado de Hepatología de la Universidad de Plymouth (Inglaterra), en un artículo para elDiario.es, “la mayoría de las personas que beben regularmente más del límite recomendado de 14 unidades de alcohol a la semana (unas seis pintas de cerveza de graduación normal (4%) o unos seis vasos de vino (175ml) de graduación media (14%), tendrán hígado graso. Y a la larga, desarrollarán cicatrices y cirrosis”.
Pese a ello, Dhanda añadía que, una vez se deja de consumir alcohol, a las tres semanas, “el hígado puede sanar y volver a tener un aspecto y un funcionamiento como si fuera nuevo”. Por su parte, en aquellos pacientes que padecen daños leves, este tiempo queda reducido a tan solo siete días.
En los pacientes con hígado graso, entre dos y tres semanas después de dejar el alcohol, “se observa una reducción notable de la grasa, inflamación y cicatrices hepáticas”. Asimismo, “dejar el alcohol durante varios meses permite que el hígado se cure y vuelva a la normalidad”.
Junto a ello, Dhanda añade que no consumir alcohol durante varios años “reduce la probabilidad de empeoramiento de la insuficiencia hepática y muerte”, mientras que evitarlo “durante periodos prolongados reduce asimismo el riesgo de padecer varios tipos de cáncer, así como el riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares”.