A pesar de su eliminación en la repesca de los 800 metros que ponen punto y final a su paso por los Juegos Olímpicos de París, Lorena Martín se negaba a «estar triste” al finalizar su competición. “Estoy muy feliz de estar aquí, me ha costado muchísimos años y está claro que me hubiese gustado competir mejor, pero yo sé que físicamente lo he dado absolutamente todo, desde juvenil creo que no tenía tanto láctico en los brazos, no podía ni abrir las palmas de apretar, no tenía ni fuerza en las manos, lo he dado todo pero no ha sido suficiente”.
Jorge A. Macía / ICAL. Y es que la repesca no le ha servido a la de Peñaranda de Bracamonte para alcanzar las semifinales, un formato de competición “durísimo, veías las caras en el calentamiento y quien no se echaba las manos a la cara estaba bostezando”. Así explicaba que “ayer llegamos, nos metimos en hielo, nos echamos a dormir y vuelta a empezar hoy, no me entraba ni el desayuno entre los nervios y el cansancio”.
Unos Juegos Olímpicos que suponen un punto de inflexión para la salmantina, que reconocía la necesidad de buscar en un nuevo desafío: “La preparación para llegar hasta aquí ha sido durísima para mi cuerpo y ya me está pidiendo otra cosa la salud, creo que hay que subir un poco distancia para probar otro método de entrenamiento que no exija tanta velocidad e intensidad como el 800, necesito darme un nuevo desafío porque siento que aquí no progreso ya más”, apuntaba.
Punto y final a una experiencia olímpica en la que se queda con lo que ha “disfrutado”. «A pesar de no haberlo plasmado en la pista con un buen tiempo, lo he vivido con mucha ilusión y especialmente poder compartirlo con la familia, con Uriel (Reguero, su entrenador), con mis amigas, ojalá pueda volver y hacerlo mejor”, remachó.
