Hace 88 años del asesinato de Federico García Lorca. Quedan muchas preguntas alrededor de la muerte del poeta granadino: ¿dónde está enterrado? ¿Qué día concreto lo ejecutaron? ¿por qué lo asesinaron? ¿Quién estuvo detrás de esta vil muerte?… Quizá es porque en el amor y en la guerra todo vale.
La ambición es muy poderosa y si se une a la falta de escrúpulos no tiene límites. Historiadores como Ian Gibson o recientemente Gabriel Pozo en su libro Lorca, el último paseo han relacionado el asesinato de Federico García Lorca con un nombre concreto, el de Ramón Ruiz Alonso. Un salmantino natural de Villafores que nació en 1903, que estudio en el colegio María Auxiliadora de Salamanca, donde conoció a José María Gil Robles, quien sería su admirado maestro toda la vida. Al terminar el colegio, estudió maestría industrial en el colegio de Don Bosco en Barcelona, donde obtuvo la titulación de delineante y tipógrafo.
Los caminos de Lorca y Ruiz Alonso se cruzan en Granada. El primero porque es su tierra y al segundo porque llega allí como tipógrafo para trabajar en el Ideal, un periódico de Editorial Católica. José Antonio Primo de Rivera diría de Ruiz Alonso que era el ‘obrero amaestrado’.
Precisamente en el diario Ideal de Granada, Ramón Ruiz Alonso diría en los meses siguientes al asesinado de Lorca. “Y lo hizo ufano, orgulloso, con la cara bien alta por haber eliminado a un rojo, al secretario personal del judío Fernando de los Ríos, no afecto al régimen, peligroso y, encima, homosexual”, escribe Gabriel Pozo en su libro Lorca, el último paseo.
El 11 de julio de 1936, Lorca compartió cena con unos amigos en casa de Pablo Neruda. Allí expresó su miedo y su deseo de volver a Granada. Durante la velada, le pidieron que se quedara en Madrid. Agustín de Foxá, escritor falangista que estaba presente, le recomendó que no fuera a Granada, que mejor a Francia. El 13 de julio Lorca volvió a Granada.
El 20 de julio de 1936, los golpistas granadinos estaban bien preparados. Además, en la ciudad de La Alhambra había triunfado el alzamiento. Ramón Ruiz Alonso llegó a ser diputado por la CEDA durante la República, pero no pertenecía a La Falange, ni los falangistas lo querían en sus filas.
De hecho, así lo recuerda Eduardo Molina Fajardo en el libro Los últimos días de Federico García Lorca, durante una entrevista a José Medina Fonollá. “El segundo día del alzamiento apareció el diputado Ruiz Alonso con camisa azul en el Gobierno Civil, hablando desde un balcón a los numerosos grupos estacionados en la calle Duquesa, en espera de armas. Los falangistas reaccionaron contra él y le quitaron la camisa azul, prohibiéndole que la usase y arrinconándole políticamente. En esta escena estuve presente, y creo que fue Patricio González de Canales quién se la quito…”.
De Ruiz Alonso se decía en Granada que él siempre pretendía erigirse en salvador de la patria sin pasar por las urnas, nombrado líder por designación divina.
Durante estas semanas de julio, Federico García Lorca permanece en la Huerta de San Vicente con su familia. Ya habían retenido a su cuñado, el alcalde Fernández Montesino, marido de su hermana Concha. En la Huerta de San Vicente tuvieron varias registros, buscando a Fernando de los Ríos, amigo de la familia. No lo encontraron pero sí que golpearon a Lorca en uno de los registros.
Agosto de 1936
Por ese miedo, la familia decide que Federico García Lorca vaya a casa de Luis Rosales, que aunque hay mucha diferencia de edad entre los dos, son amigos y tienen una admiración mutua. Además, la familia Rosales pertenece a La Falange, por lo que deducen que allí estará a salvo.
Además, Lorca nunca pensó que su actividad como funcionario cultural y sus simpatías le ligaran a partido político alguno, por lo que él estaba tranquilo, dentro del momento en el que se desarrollan los acontecimientos. No sabía que era una pieza en la mente ambiciosa de un hombre que pretendía medrar a costa de su muerte.
Lorca es apresado en casa de la familia Rosales el 17 de agosto de 1936. Pero hay disparidad de opiniones sobre la hora y el día exacto en el que salió en dirección del Gobierno Civil y ya no se le volvió a ver por las calles de Granada.
Lo mataron el 17, 18 o 19 de agosto. Las últimas hipótesis apuntan a que fue el 18, pero entorno a esto también hay misterio.
Lo que sí relata Gabriel Pozo en su libro Lorca, el último paseo es que con el cuerpo caliente de Federico García Lorca, uno de sus ‘verdugos’, Ramón Ruiz Alonso, “ufano por la medalla que se había colgado al denunciarle, se aprestaba a redactar una arenga de las de su estilo. No era original, nunca lo fue; siempre se limitó a imitar a quienes consideraba sus grandes ídolos: Gil Robles, en pensamiento, José María Pemán, en literatura y Queipo de Llanos como manipulador de masas.
Una vez asesinado García Lorca, Ramón Ruiz Alonso pretende medrar. Así en octubre de 1936 quiere estar en Salamanca con Franco. No lo consiguió. “Para el otoño ya se sabía, con toda certeza que García Lorca había sido asesinado en Granada; y que Ruiz Alonso tuvo participación en el hecho; solo sonaba su nombre, empezaba a ‘cargar con el muerto’ en solitario. Entre los golpistas su acción era –y lo fue durante muchos años- muy valorada; pero en la zona republicana y en el extranjero aquello había sido un crimen execrable. En Granada se le odiaba, al menos por quienes admiraban a García Lorca y comprendían lo absurdo de su muerte”, explica Gabriel Pozo en Lorca, el último paseo.
Fuera de Granada
Quizá por ello, Ramón Ruiz Alonso se fue de Granada en 1937. Gabriel Pozo señala que los falangistas granadinos, siempre con el remordimiento de no haber hecho lo suficiente para salvar a Federico, apuntaron a Ruiz Alonso como el desencadenante de aquel asesinato.
Luis Rosales, el amigo de Federico, explicó en el libro Los últimos días de Federico García Lorca, que tras la muerte del poeta, “yo vi claro el problema: Federico murió porque era la pieza necesaria para la ambición política de un cretino. Cuanto más famosa es la persona, más cebo es. Y Ruiz Alonso fue quien se vistió del prestigio de Federico. Él quiso aquel día apuntarse un tanto. Necesitaba la preponderancia de Federico para hacerse hombre, matándolo. La intencionalidad ideológica no se puede negar. ¡Necesitó, para crecer, un golpe de efecto! Y eso fue el matar a un hombre importante. ¿Quién lo apoyo? ¡Cómo saberlo! Pero, estoy seguro de que hubo alguien detrás. ¿Qué no quiere cargar con la culpa total? Pues que hable”, termina Luis Rosales.
En Granada fueron fusiladas más de 2.000 personas en las tapias del cementerio y en los barrancos, pero sólo sonaba el nombre de García Lorca. Gabriel Pozo explica que Franco en público trataba de justificar la muerte de Lorca como una más de las ocurridas en momentos confusos, sin reconocer el fusilamiento por orden oficial; pero en privado, maldecía el día, la hora y a las personas que tuvieron la idea de fusilar a Lorca, porque se les empezó a conocer en el extranjero como asesinos de poetas.
Ramón Ruiz Alonso se quedó solo. Ni sus compañeros de la CEDA, ni La Falange, que renegaban de él, y su mentor, Gil Robles estaba en Portugal. Desde el país vecino, influyó para que en 1937 se publicara el libro de Ruiz Alonso, Corporativismo, en los talleres de la Comercial Salmantina. De hecho, el libro fue prologado por Gil Robles.
Todo esto hizo que Ruiz Alonso cayera poco a poco en el oscurantismo. Después de la Guerra Civil no volvió a trabajar como tipógrafo para Editorial Católica. Es más, su nombre fue borrado de todos los periódicos y escritos que estaban vinculados a esta editorial, como si nunca hubiera trabajado en los diarios de Editorial Católica, al que pertenecía Ideal de Granada. Cuando, Ruiz Alonso llegó a ser en esa editorial el ‘obrero amaestrado’.
Lo que hizo fue instalar una pequeña imprenta en Madrid de la que vivió el resto de su vida. La imprenta estaba ubicada en la calle Muñoz Torrero, 6. Curiosidades de la vida, Muñoz Torrerro fue rector de la Universidad y fue el primer diputado que interviene cuando se constituyen las Cortes de Cádiz. Parece una paradoja, porque Muñoz Torrero coordinó la redacción de la Constitución de 1812 y suprime la Inquisición y la Censura previa o que introduzca lo que se conocía como Libertad de Imprenta, lo que hoy sería la Libertad de Opinión, que surja del núcleo de Salamanca. “Esto no se ha contado lo suficiente y surge aquí”, explicaba Enrique Cabero hablando de los hitos de la Usal. Y que con la dictadura de Franco volvió a tiempos de inquisiciones y censuras.
Este 18 de agosto de 2024 se cumplen 88 años del asesinato de Federico García Lorca, en su poema Despedida:
Si muero,
Dejad el balcón abierto.
El niño come naranjas.
(Desde mi balcón lo veo)
El segador siega el trigo.
(Desde mi balcón lo siento)
¡Si muero,
dejad el balcón abierto!
Salamanca y Lorca
Sería muy injusto para Salamanca, que solo se vinculara a Lorca con el lugar donde nació su asesino. También vivió y disfruto de Salamanca. Ahora una exposición de Florencio Maíllo recorre los lugares por dónde Federico García Lorca fue feliz en nuestra tierra.
Lorca recorrió Salamanca hace más de un siglo y su duende está presente este verano en tierras charras, gracias a la admiración, dedicación, estudio y entrega de uno de nuestros pintores más prolíferos: Florencio Maíllo.
Lorca y sus amigos están de ‘visita’ en nueve pueblos salmantinos, con los que guarda relación de algún modo, y la capital, punta de lanza para comenzar a disfrutar de esta gran exposición, por número 126 obras y por kilómetros, el público recorrerá la provincia de la mano de Lorca y de Maíllo hasta el 30 de septiembre.
Así, Lorca y sus amigos dejarán su duende, por aquello de que Federico era amigo del torero salmantino Pepe Amarós, en Ciudad Rodrigo, Béjar, Villarino de los Aires, Monleón, La Alberca, Miranda del Castañar, Montemayor del Río, San Esteban de la Sierra, San Martín del Castañar y en el patio de La Salina, lugar éste último, al igual que otras localidades, que también disfrutó, paseó y contempló Lorca en una de sus visitas a Salamanca.
4 comentarios en «La vinculación de un salmantino con la muerte de Lorca»
Si la historia volviera a repetirse me temo que en esta Salamanca decadente surgiría más de un Ruiz Alonso.
Fue el padre de tres actrices, ninguna de las cuales utilizó el apellido paterno: Emma Penella, Elisa Montes y Terele Pávez
Me deja usted de piedra. Gracias por compartirlo.
En la GR de hoy, todavía hay facharricos y fachapobres que cometerían barbaridades como las del 36. Y eso que ya quedan pocos que disfrutaron con la barbarie. Los jóvenes no se preocupan de sus raíces; jóvenes y muchos viejos no saben nada de Blas Infante ni se preocupan de curiosear sobre su figura; eso sí, son defensores de la patria, con minúscula.